El nuevo consejero de Meliá Hotels International en representación de la CAM es un ejecutivo bancario muy conocido en Mallorca tanto en el mundo de las finanzas como en el del turismo, y no sólo el hotelero. El director territorial de la caja intervenida es un profesional atípico. A José Francisco Ibáñez lo llama todo el mundo Josete. Prácticamente nadie se dirige a él por su nombre de pila. Es un profesional simpático, de humor cáustico, y leal como pocos con una casa que atraviesa por su momento más crítico. Pero él ha dado la cara por ella sin pestañear. Por lavar la imagen de la CAM y, sobre todo, por salvar a sus impositores, Josete se ha dejado la piel. Ha negado en estos años evidencias tan claras como la difícil situación por la que atravesaba la entidad y la salida de capitales a plazo fijo. Y ha ayudado como nadie a sus históricos clientes. Josete ya vivió momentos delicados con la otra entidad con la que trabajó con anterioridad, Banca Jover, y sabe de situaciones críticas en empresas porque vivió muy joven el nacimiento y caída de una compañía aérea. Por retener a sus clientes le ha quitado horas al día. Sabe mucho y calla más. Los que jaleaban a su entidad son ahora los que más la critican. Algunos de estos desagradecidos están desautorizados moralmente para atacarla. Aquí lo hemos hecho desde hace tiempo, años, y solo recibimos comentarios zafios de sus palmeros y, también, de sus compañeros. Ahora, y por deseo del Banco de España, se sentará en el consejo de una multinacional hotelera en la que la CAM cuenta con el 6 por ciento de las acciones. No será por mucho tiempo porque ese porcentaje tiene más de un pretendiente. Por ahora estará a la vera de los Escarrer. ¿También de Frenzel, en TUI?
