A propósito de las recientes conferencias que con motivo del Día Mundial de la Lengua Materna ha pronunciado en Baleares una de las más reconocidas y premiadas expertas en educación de Europa, la Dra. Inger Enkvist, he recuperado un estudio sobre la calidad de la enseñanza que realizó la consejería de educación del gobierno balear en la pasada legislatura.
La consejería señalaba que el 67% del alumnado no tenía el catalán como lengua propia, a pesar de que era la única lengua de enseñanza, afirmando que "los estudiantes que hacen mayor uso del catalán obtienen un mejor rendimiento académico".
Leámoslo atentamente: El 33% del alumnado es catalanoparlante (entiéndanse aquí incluidos, injustamente, y gracias al catalanismo oficial, a los hablantes en mallorquín, menorquín e ibicenco), y estos obtienen un mayor rendimiento académico. Por tanto, deducimos que el otro 67%, el castellanohablante, tiene un menor rendimiento académico debido a que no usan el catalán.
Así pues, en este estudio, el último que calculó la calidad de la enseñanza bajo estos parámetros, la Consejería ha reconocido, aunque no sea esa su intención, que la lengua vehicular de la enseñanza sí influye en el rendimiento académico, y que el monolingüismo en catalán favorece a los catalanoparlantes, e influye en los malos resultados académicos de los que no lo son.
Los que decían que la inmersión lingüística obligatoria en catalán no ocasionaba problemas de aprendizaje reconocen, de forma implícita, que la lengua sí influye en el rendimiento académico, dando la razón a la UNESCO: Es mejor para el educando hacerlo en su lengua materna.
Para completar el informe de la Consejería, también he recuperado las declaraciones que realizó al respecto el inspector de educación Juan Jiménez Castillo: “Es asumible que en todas las leyes de normalización lingüística se reconozca que la enseñanza se hará en lengua materna y luego sólo se aplique este reconocimiento jurídico al catalán, al euskera y gallego. La práctica escolar, en Baleares, que tengo ocasión de supervisar por razones de trabajo, impide aplicar esta exigencia jurídico-pedagógica de lengua materna a la lengua castellana. Resulta paradójico comprobar, -después de toda una vida profesional, intelectiva y práctica, bregando por el reconocimiento de los derechos individuales de los niños mallorquines de ser educados en su lengua materna- las resistencias y renuencias que el ejercicio de tales derechos implica para los niños de lengua materna castellana.”
Y sobre la calidad de la enseñanza afirmó: "Pens que seria bo plantejar-se un nou concepte de llengua vehicular que no passàs per la immersió lingüística actual, quan s'està demostrant negativa per a l'adquisició de les competències lectocomprensives en nins amb llengües maternes distintes del català. Crec que la lectoescriptura, és a dir l'adquisició d'un codi complex i abstracte, s'ha de realitzar en la llengua materna de cada nin, en català si són catalanoparlants; i en castellà si són castellanoparlants.".
Concluyan ustedes mismos.



