Las fotos en bikini de la ministra de Sanidad, Leire Pajín, han suscitado todo tipo de comentarios y la gran mayoría poco halagüeños para su protagonista, cuando no insultantes hacia su figura y hacia sus curvas. Y no lo entiendo, se puede criticar todo que se quiera la gestión de la ministra, porque motivos hay, y muchos, para hacerlo, pero arremeter contra ella por unos kilos de más o de menos, con palabras groseras y del todo inapropiadas, me parece una bajeza. A Leire Pajín hay que juzgarla por su trabajo en Sanidad y no por su bikini, por sus aciertos y sus errores y no por su peso. Utilizar este argumento es zafio y descalifica a quienes lo hacen. No todas las mujeres pueden utilizar la talla 36, ni falta que les hace, y mucho menos pueden ser perfectas cual modelo de pasarela, porque ese no es su trabajo. La sanidad es algo demasiado importante como para limitarse a criticar a su máxima responsable porque su cuerpo no es el que marca la dictadura de la moda.
