El catalán como herramienta de conflicto

Creo que a estas alturas de la vida no es preciso que explique mi postura sobre el catalán, es mi lengua. Pienso en catalán, la hablo a diario y en la “intimidad” la escribo pero no quiero ofenderles con faltas de ortografía. Desgraciadamente cuando yo estudiaba la enseñanza obligatoria, en plena transición, aprobabas seguro el catalán, el inglés, la educación física y la religión, eran las “marías”.

Tampoco es procedente, por ser de sobra conocido, que hablemos del marco legal idiomático que tenemos en este pequeño país, tenemos dos lenguas oficiales y esa expresión que sale de carrerilla que dice que tenemos el deber de conocerlas y el derecho a usarlas.

Dicho esto, desde hace mucho tiempo la lengua, nuestra lengua, el catalán, el propio de aquí tan bueno y puro como el de allá, en lugar de unir a la sociedad lo que hace es dividirla; hemos convertido una herramienta para la comunicación en un sentimiento íntimo que nos radicaliza cada vez que nos sentimos agredidos. Cuando sale a debate la cuestión lingüística todos los ciudadanos nos consideramos depositarios de la verdad absoluta, Roma lo cuta causa finita, y ese es el error. Perdemos el respeto al que no piensa como nosotros y al ser un tema de principios se convierte en visceral y todos, cual animal arrinconado, nos defendemos con una desproporcionada agresividad, con uñas y dientes.

Desde los gobiernos de este pequeño país tampoco se ayuda a la paz social pues se hace política con el catalán, que como lengua tendría que unirnos y tiene como consecuencia de las políticas públicas el efecto contrario. El Gobierno anterior, que presidió el senador Bauzá erró de manera grosera en el tema de la lengua o de la política lingüística llevando a la gente a la calle en un número nunca visto; ahora la presidente Armengol cae en el mismo error (somos el animal que tropieza dos veces en la misma piedra, claro) y vuelve a hacer política con el catalán y claro, al ser un tema de principios la sociedad se ha vuelto a partir en dos. Solo un apunte, de un médico espero que me cure, independientemente de la lengua en que me diagnostique.

Es necesario que nuestros líderes aporten sentido común a este debate, la sociedad no puede estar dividida y enfrentada por su propia lengua, es imprescindible que se encuentre un punto de equilibrio en el que todos podamos convivir en paz y armonía, para ello necesitamos grandes dosis de educación y de respeto con el que discrepa de nosotros; los unos y los otros pues ninguna de las mitades de la sociedad tiene toda la razón absoluta. Reaccionen y entiendan los políticos que están al servicio de la sociedad, nosotros les elegimos y les quitamos y además pagamos su sueldo. No lo olviden. Que pasen un buen día.

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