El Hundimiento

La premiada película de Oliver Hirschbiegel sobre los últimos días del nazismo y, concretamente, de Hitler, se ha convertido en un recurrente reclamo para todos aquellos que hacen doblajes más o menos cómicos de una escena en la que se reproduce el búnker de la cancillería y una filípica del führer a sus más allegados oficiales. Definitivamente, el alemán es la lengua ideal para dar órdenes, cabrearse o hacer discursos ante masas enfervorecidas en Nüremberg.

Esta semana he recibido por guasap dos de estos vídeos, uno desde Canarias -con un divertido y absurdo doblaje sobre la visita de la inspección educativa a un colegio- y otro de cosecha balear, sobre la implantación del TIL, que protagoniza un Bauzá trasmutado en Hitler.

En este país no faltan nunca dos cosas, el cachondeo y la mala leche, más o menos justificada. Naturalmente, no pretendo traer aquí odiosas comparaciones entre el monstruo sanguinario del siglo XX y nuestro -a pesar de todo- president, Dios me libre.

Pero el título de la película sí que es sugestivo de la situación actual del PP. Dice Gómez que el TSJ le avala su actuación con el TIL. Será que no ha leído los autos, porque lo que dicen simplemente es no tener competencia para revisar normas con rango de ley, aunque éstas se hayan elaborado para incumplir un mandato judicial, cosa que lamenta el tribunal, recordando que el govern está a la cabeza del abuso de la figura del decreto ley. Para ser un espaldarazo a Bauzá, se lo han dado en salva sea la parte. Se nota que Gómez no ha acabado su cacareada carrera de derecho. NM, necesita mejorar.

Por otra parte, un veredicto absolutamente predecible, porque no se puede ejecutar un Auto de suspensión si la norma suspendida ya no existe. Es de perogrullo. El decreto ley se tendrá que impugnar por otras vías, y todas ellas terminan -con intervención del TSJ o sin ella- en el Tribunal Constitucional del pepero Pérez de los Cobos.

Pero el hundimiento del PP balear no se está produciendo, ni supuestamente se producirá, en los tribunales -que son lentos como tortugas cojas-, sino en sus propias filas y mediante la reactivación de una oposición que, hasta el decreto ley de marras, estaba en estado catatónico. Bauzá es como el Mallorqueta, que cuando le visita el colista, lo reanima dejándose perder. Como el president tenía a PSIB y PSM de vacaciones, había que ponerlos a trabajar, dando, además, una enorme cancha al PI, que está que no se lo cree. Lo que no contaba probablemente Bauzá es que movilizaría no sólo a todos los demás partidos y sindicatos, sino que despertaría de su letargo a una sociedad isleña habitualmente perezosa, pacífica y conformista, cuyo lema secular es tanmateix...

No son los adversarios, sin embargo, los que deben preocupar a Bauzá - siguiendo la máxima de Cañellas que decía ante las manifestaciones en su contra que "cap d'aquests es des nostros"-, sino sus correligionarios.

Hace falta ser muy ciego para no ver que lo que pasó el pasado viernes en Ses Voltes es que Rodríguez -que mantiene intacto su poder de convocatoria, no lo duden- le hizo la cama en público al boticario, ayudado eso sí, de las huestes de Isern que, pese a su enfrentamiento con el alicantino, todavía detesta más a nuestro engominado president. Es mutuo, no se preocupen.

El PP se desangra. La part forana, con excepción de aquella que chupa de la teta gubernamental, está que trina, pues, salvo honrosas excepciones, pagan cada día con insultos su poca resistencia a la estrategia suicida del president.

No tengo ni idea de cuántas personas se manifestarán el domingo que viene en Palma -vaticino unas 10.000 según el govern y 100.000 según los organizadores-, pero serán muchas. Si por los alcaldes populares fuera, habría 300.000 personas. Y, al menos, el 80 por ciento de los manifestantes lo harán por la actitud incomprensiblemente intransigente de Bauzá, que no sólo consigue hundirse él, sino que humilla a viejos políticos que conservaban cierta imagen moderada como Pere Rotger -o quizás debiera decir a partir de ahora, Pedro Rotger-, obligado a votar un decreto ley en el que no cree, aunque sea a costa de haber sacrificado para siempre dicha imagen.

La última muestra del naufragio, el abandono de Cosme Oliver, exalcalde de la vieja guardia cañellista, persona culta y de seny y modelo del regionalismo que alguna vez reinó en el PP balear, que abandona para no seguir sintiendo vergüenza.

Sólo me asalta una incógnita: Cuánto tardará Gabriel Cañellas en mover los hilos para acabar de una vez con esta situación. Les aseguro que está bien vivo.

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