Me piden que opine sobre algunos de los temas de actualidad y yo respondo que lo único que me importa es que la ley los resuelva. Hay tantos casos que la ley debe juzgar que, mi humilde opinión, no debe ser tenida en cuenta.
Estudié Derecho en la UIB, no termine la carrera, pero aprendí muchas cosas de los excelentes juristas que imparten su docencia. Uno de los principios de la ley es que debe ser la interpretación de la norma, el derecho positivo. Y si así lo aplicamos, en el caso Casino ya no quedan dudas. No se puede esgrimir silencio administrativo, si va contra la ley. Y si no cumple con el Plan General, no puede tener licencia de obra ni de actividad.
En el caso del alcalde de Lloseta, nadie puede hacer lo que le viene en gana si contraviene las normas establecidas. No se puede disculpar una ilegalidad diciendo que no se lucró con su arbitrariedad. Tampoco se lucró Jaume Matas y sigue en la cárcel.
La ley es contundente en la utilización de dinero negro para pagar facturas. Sea para adaptar un local como sede de un partido, o para esconder ingresos para no declararlos a Hacienda. La ley es clara, todo acto ilícito tiene sus consecuencias. En todos los terrenos de la ley, la norma deja claro el acto, las consecuencias y la pena.
Y si hablamos de normas, las que aprueban las asociaciones, partidos políticos, asambleas, y todo tipo de organizaciones, esas normas, códigos, idearios, etc., se aprueban para cumplirlas. No para interpretarlas en función de intereses particulares.
No cabe opinar, ni criticar, ni defender, desde una postura particular o partidista. La ley está para cumplirla. Para que la cumplamos todos.