El último del año

Es Navidad y me encuentro sentado ante el ordenador para contarles a ustedes queridos lectores no sé qué historia que les resulte de interés y la verdad es que se antoja difícil pues por una parte tenemos un exceso, a pesar de las fechas, de cuestiones que abordar y por otra estoy a punto de marchar hacia uno de los momentos más emotivos del año para juntarnos dos generaciones íntegras de familia que va desde los cincuenta y siete años del patriarca hasta el año y días de los menores.

Podría escribir sobre las elecciones catalanas, las boutades de Puigdemont o las ocurrencias pretendidamente ofensivas del padre de la Patria Española Rufían; la intervención del Rey no es un tema menor como tampoco lo es para los que somos culés el Clásico, por la forma y por el fondo. El Madrid todopoderoso tiene miedo a un Barça que ve como se está acabando, para desgracia de todos los aficionados, la vida deportiva de los suyos. Tampoco voy a hablar de juzgados ni de fiscales que algunos ya tienen bastante con lo suyo y les recomendaría un poco de autocrítica, si la crítica se la hacen por ellos sus superiores sin duda será peor.

Les voy a hablar de la Navidad, una etapa del año que a mi me apasiona aunque hay gente que la deprime o la detesta; lo entiendo una jornada laboral a base de villancicos puede ser soporífera pero a mi lo que me gusta de estas fechas es el esfuerzo que hacemos muchos para reencontrarnos con seres queridos a los que no vemos con demasiada frecuencia; personas con las que compartíamos mesa y café y ahora apenas unos mensajes de texto a lo largo del año. Reivindico la conversación en personal mirándose a los ojos al menos en estos días. Espero que en estos días de la Natividad del Señor cumplamos nuestros sueños de paz y amor.

Como menciono en el título es el último artículo del año, el siguiente será en 2018 ya; este año como todos ha tenido luces y sombras, han caído amigos, como siempre demasiado pronto, pero las luces han sido maravillosas, he tenido la oportunidad de hacer el viaje de mi vida y además he conocido personas maravillosas de las cuales algunas irradian luz propia como el Sol que resulta imposible no quererlas; con luces y sombras ha sido un gran año y me conformo, de verdad, que el próximo sea como este y por último en estos días de consumo y excesos recuerdan esa frase de la que desconozco el autor, la mayoría de las cosas importantes de la vida no son cosas. Que tengan un buen día y un buen 2018.

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