El PP creía que ganaría holgadamente por mayoría absoluta, pero la aparición en escena del partido de Font ha resucitado a UM. Si el voto de centro derecha se divide, los grandes beneficiados con los partidos de izquierdas. Sin embargo, el voto de izquierdas también está dividido, y en las próximas elecciones ya no se presenta el Bloc como tal sino que PSM se presenta con una parte de Izquierda Unida y Els Verds, mientras ERC e Izquierda Unida de toda la vida irá en solitario. El PSOE se puede beneficiar -o no- de esta división ya que el resultado estará a expensas de la aplicación de la Ley d'Hondt. Javier Mato comentaba en artículo publicado ayer que el resultado es imprevisible, pero hay cuestiones que nunca cambian en Baleares. Por ejemplo, el voto de centro derecha supera al de izquierdas en unas autonómicas. Si miramos lo ocurrido en Galicia y Catalunya, el votante del PSOE castiga a esta formación política por la crisis. Lo lógico es que el PSOE pierda votos, pero no los suficientes para perder demasiados diputados. También es lógico que el Bloc pierda diputados y votos. Por lo tanto, todo se puede decidir de nuevo en Formentera, donde la disputa del único escaño está más interesante que nunca, y en Eivissa, donde un PP rearmado y unido deberá luchar con una izquierda algo desunida. Todo es muy confuso y, hoy por hoy, anticipar qué ocurrirá en las próximas elecciones es un ejercicio muy peligroso.





