Antes de la pandemia, ¿en qué se centraba la labor de los gestores?
Bueno, deberíamos partir de la premisa de que la profesión de gestor administrativo es una profesión que abarca un ámbito muy amplio de actividades. Probablemente, seríamos la profesión jurídico-económica en la que llegamos a hacer un abanico más amplio de trámites. Somos conocidos principalmente por tramitar todo aquello que tiene que ver con los vehículos, Hacienda, la Seguridad Social, los distintos tipos de licencias, las cuestiones inmobiliarias o los asuntos de extranjería. Por tanto, la labor del gestor antes del Covid-19 ya era muy intensa, con independencia de que cada gestoría se suela especializar luego más en un tipo de trámites que en otros. El día a día del gestor era resolver trámites y expedientes ante cualquier Administración, ya fuera local, provincial, autonómica o nacional. Ese era nuestro día a día hasta el pasado 16 de marzo.
¿Qué cambió a partir de ese día de marzo?
A partir de la declaración del primer estado de alarma, se produjo un cambio importante en las prioridades que podíamos tener en los despachos. Fundamentalmente, aparecieron dos tipos de prioridades que hasta entonces no teníamos. Una tenía que ver con la tramitación de los ERTE, mientras que la otra estaba relacionada con las ayudas que se crearon, por ejemplo para los autónomos, o los préstamos ICO extraordinarios que también se aprobaron. En cuanto a los ERTE, primero tuvimos reuniones telemáticas y por teléfono con nuestros clientes para, una vez analizada la normativa, valorar la posibilidad de solicitar un ERTE en los casos en que fuera posible, decidiendo cuál sería el volumen y el porcentaje afectado en cada plantilla. Una vez asumido qué era lo que cada cliente quería hacer, vino la tramitación de esos expedientes.
¿Los ERTE se crearon también entonces?
Los ERTE no se crearon en el mes de marzo. La normativa ya existía y estaba prevista en el Estatuto de los Trabajadores. Ahora bien, el volumen de ERTE que se presentaron en poco más de un mes probablemente fue el más alto de los últimos años. Yo incluso diría que nunca en la historia de nuestra democracia presentamos tantos ERTE en tan poco espacio de tiempo. Eso implicó, además, diversas dificultades.
"Al principio del confinamiento, nos cambiaron el sistema de los ERTE como mínimo cinco veces en dos semanas"
¿Cuáles fueron esas dificultades?
Si la manera de tramitar los ERTE hasta entonces era sólo una, nos encontramos con que nos cambiaron el sistema como mínimo cinco veces en un espacio de tiempo de unas dos semanas, por ejemplo por lo que respecta al tipo de modelos que debíamos presentar o al acceso facilitado por el Govern para poder presentarlos. Me gustaría recalcar que los gestores administrativos estamos acostumbrados a trabajar con la Administración, a aplicar la normativa y a ser muy rigurosos en esto, pero de golpe nos encontramos con que las normas que estaban establecidas de una manera las teníamos que aplicar de otra manera, porque por diversas circunstancias la propia Administración no podía gestionar los ERTE como lo había hecho hasta entonces.
¿Qué circunstancias eran?
Se produjo un cambio de funcionamiento en la Administración, que empezó a trabajar vía teletrabajo, por lo que muchos funcionarios no estaban en su lugar de trabajo habitual. Además, se buscaron funcionarios de otros departamentos para poder llevar a cabo este trabajo. En ese sentido, yo creo que los funcionarios no tenían entonces a su alcance toda la infraestructura necesaria. Por otra parte, nos encontramos con que el conseller de Treball —Iago Negueruela— aplazó el término que había dado inicialmente el Govern para resolver los ERTE. A ello habría que añadir que muchos de esos expedientes se aprobaron finalmente por silencio administrativo. Todo eso generó, en definitiva, una situación de incertidumbre en las empresas, pues en aquellas primeras semanas no tenían inicialmente la certeza de si sus ERTE estaban o no aprobados.
¿Fue más fácil tramitar las ayudas a los autónomos y los préstamos ICO?
En el caso de los autónomos, tramitamos las ayudas para aquellos que cumplían los requisitos marcados por la Administración. En cuanto a los préstamos ICO, también había una intervención por parte del gestor, porque las entidades bancarias pedían la documentación necesaria a sus clientes, que luego estos solicitaban a sus gestores, por ejemplo a nivel de declaraciones fiscales o de balances anuales. Todo ello se juntó con lo que era nuestro día a día habitual, por lo que tuvimos que modificar nuestras prioridades, que pasaron a ser las que le acabo de reseñar. En ese contexto, hubo además un problema añadido. Como sabe, la Administración siempre se mueve en plazos determinados, por ejemplo por lo que se refiere a los plazos de la Agencia Tributaria. Pues bien, esos plazos no se modificaron, por lo que siguieron siendo los mismos.
"Con el teletrabajo de los funcionarios, trámites que antes duraban un cierto tiempo ahora están durando mucho más"
¿Qué supuso esa confluencia de factores?
Supuso que tuvimos que intentar compaginar las nuevas prioridades que teníamos, como los ERTE o las ayudas, con los trámites que hacíamos habitualmente con la Agencia Tributaria o la Seguridad Social, sin que ni en una ni en otra se hubieran modificado los plazos. Esas distintas circunstancias derivaron en el hecho de que durante el estado de alarma fuimos una de las profesiones consideradas esenciales, un poco al nivel de todo el personal sanitario o del personal de seguridad. Prácticamente desde el primer momento se nos consideró como una actividad esencial.
¿La Administración estaba preparada para hacer frente a la pandemia?
Mi opinión personal, no como presidente del Colegio de Gestores Administrativos de Baleares —recalca—, es que la Administración en general no estaba preparada. Dicho esto, como presidente, muchos colegiados me han transmitido situaciones que vendrían a compartir un poco mi planteamiento personal. La verdad es que hemos tenido que hacer un sobreesfuerzo para compensar esa falta de resolución por parte de la Administración. Eso es un hecho que todavía hoy aún se produce.
¿A un gestor la Administración le coge siempre el teléfono?
Bueno, como estamos acostumbrados a trabajar telemáticamente, sólo contactamos directamente con la Administración cuando no nos queda más remedio, cuando hay una situación que no podemos resolver. En ese sentido, antes del Covid-19 las respuestas por parte de la Administración se daban normalmente en un plazo de tiempo razonable, ya fuera telefónicamente o a través de correos electrónicos. En cambio, a partir de marzo, hemos tenido que hacer muchas más llamadas, ya que trámites que antes duraban un cierto tiempo ahora están durando mucho más. También ha habido casos en que algún trámite no se ha aprobado y no hemos podido conocer inicialmente cuál era exactamente la problemática que había, por lo que hemos necesitado también contactar directamente con la Administración en esos casos concretos. En general, nos ha costado muchísimo contactar, si bien ha habido administraciones con las que ha sido más fácil poder hacerlo.
"En estos momentos lo que necesitan los ciudadanos es tranquilidad, pero determinadas actuaciones de la Administración no la transmiten"
¿A qué atribuyen esa dificultad?
Pensamos que una de las causas fundamentales ha sido el teletrabajo, pues muchos funcionarios no estaban en su lugar de trabajo habitual. En ese contexto general, para resolver determinados problemas también nosotros hemos pedido citas previas, como hacen hoy habitualmente muchos ciudadanos. De ese modo, hemos podido por ejemplo resolver cinco expedientes en una cita de diez minutos. Ahora bien, nos ha costado más que nunca poder conseguir esas citas previas y todavía hoy nos sigue costando muchísimo, porque el sistema se ha saturado.
El proceso de petición de ayudas a la Administración parece a veces un poco complicado...
Sí, es así. Le pondré un ejemplo. El Govern anunció en mayo que daría una ayuda importante para los autónomos y las pequeñas empresas, que salió finalmente en julio. Para pedir esa ayuda, nos teníamos que conectar un día determinado, a una hora determinada. En realidad, tenías que conectarte sólo para decir que querías solicitar esa ayuda, no para pedirla ya en ese momento. El enlace que había habilitado el Govern sólo estuvo operativo unos 45 minutos, porque hubo tal volumen de peticiones, que quedó colapsado. Fue algo inaudito. No lo había visto nunca en mi vida. Es como si quisieras comprar una entrada para ir a un concierto de los Rolling Stones y a los dos minutos te dijeran que ya no queda ninguna entrada. Por otra parte, hemos visto también el fracaso del Ingreso Mínimo Vital, que en Baleares sólo ha beneficiado al 5,2 por ciento de los solicitantes.
¿Qué se podría hacer para que las cosas funcionasen mejor?
Creo que en estos momentos lo que necesitan los ciudadanos es tranquilidad, pero determinadas actuaciones no la transmiten. Al contrario. Estoy pensando ahora en las colas que vemos estos días en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal —SEPE—, que demuestran que los ciudadanos no están hoy tranquilos. En ese sentido, pienso que estaría bien que la Administración nos pidiera consejo a los gestores, ya que somos expertos en estas cuestiones. Así, podríamos decirle a la Administración qué debería hacer antes de poner en marcha tal o cual iniciativa, con el objetivo de que llegase al máximo de personas y no se creasen situaciones como las que le he comentado.
"El Ingreso Mínimo Vital en Baleares sólo ha beneficiado al 5,2 por ciento de los solicitantes"
¿Les afecta a nivel anímico ver la difícil situación de muchos de sus clientes?
Sí, por supuesto. Mire, muchos de nuestros clientes lo son desde hace muchos años y también hay familias en las que todos sus miembros son clientes nuestros. A veces, se vienen casi a confesar a nosotros. Para muchos clientes, somos parte de su vida. En algunos casos incluso hemos asistido a los bautizos o las comuniones de sus hijos. Por eso, ver la situación que están viviendo ahora ha hecho que muchos gestores hayamos pasado muchas noches sin dormir. Más de una vez nos hemos sentido impotentes a la hora de conseguir ayudas para nuestros clientes o de intentar buscar fórmulas para que puedan seguir funcionando, por la falta de recursos provenientes de la Administración.
Una situación bastante difícil entonces...
Sinceramente, lo hemos pasado muy mal. Durante estos meses hemos trabajado más que nunca, no hemos cobrado el trabajo extraordinario que hemos hecho y en algunos casos incluso hemos bajado nuestras tarifas, porque conocemos muy bien la situación que están sufriendo muchos de nuestros clientes.
Usted es un buen aficionado al ajedrez. ¿Cree que podremos ganarle la "partida" a la pandemia?
Creo que nos tenemos que esforzar todos, en todo el mundo, para salir de esta crisis. El hallazgo de una vacuna sería, en ese sentido, el punto de inflexión. Por tanto, hemos de ser un poco positivos y un poco optimistas, en el sentido de que esto obviamente acabará, si bien sin olvidar que muchos autónomos, muchas pequeñas empresas y muchos trabajadores se quedarán por desgracia por el camino. Por ello, es necesario que el Estado haga un esfuerzo mucho más grande del que hace ahora. Por nuestra parte, los gestores seguiremos haciendo cada día lo máximo que podamos. En cualquier caso, contestando más en concreto a su pregunta, le diría que el final de la "partida" aún no está claro, aunque si acabamos en tablas, yo creo que estaría bien —sonríe—.
Todas las noticias de Mallorca en mallorcadiario.com.