Así se recoge en el informe del Índice de Competitividad Global que elabora anualmente la Fundació Impulsa, una plataforma especializada que, a través de la implicación de las empresas privadas y de la Administración pública, y bajo la dirección técnica del prestigioso economista mallorquín Antoni Riera, tiene como prioridad brindar pistas de actuación a los agentes sociales con vistas a propiciar mejoras sustanciales en el tejido productivo balear.
El estudio de este nuevo periodo, que recoge datos inmediatamente anteriores a la pandemia y que, en consecuencia, todavía no se ven condicionados por los graves efectos de la crisis sanitaria sobre la economía de las islas, sitúa a Baleares en la posición número 148 de un ránking integrado por 233 regiones europeas. En el informe anterior, que data de 2017, hace tres años, las islas ocupaban la posición 132.
En esta nueva actualización, el liderazgo competitivo en el ámbito de Europa lo asume, nuevamente, la región sueca de Estocolmo, seguida por los territorios de Flevoland y la Holanda Septentrional, Dinamarca-Capital, Utrecht y Alta Baviera. Estas son las zonas que ocupan las cinco primeras posiciones del índice, muy por encima del puesto asignado a Baleares, que si anteriormente podía considerarse como una región de nivel medio, en términos de competitividad europea, en estos momentos se halla claramente en los rangos bajos de la clasificación.
POR DEBAJO DE LA MEDIA EUROPEA
De hecho, la puntuación competitiva del archipiélago se ha colocado ya por debajo de la media europea, establecida en el 46,7 por ciento, un porcentaje que, no obstante, rebaja sensiblemente el que se alcanzó hace tres años, cuando se llegó al 50,6 por ciento.
Y todo ello, como decíamos, antes de que la Covid irrumpiera en nuestras vidas, prueba evidente de que las deficiencias estructurales que desde hace ya tiempo amenazan la dinámica productiva de las islas van mucho más allá de las consecuencias de la crisis pandémica.
A este respecto, el director técnico de la Fundació Impulsa, Antoni Riera, ha señalado que Baleares afronta el escenario post-coronavirus “con grandes decisiones pendientes que deberá adoptar y que atañen a los fundamentos de su actual posición competitiva en el entramado regional europeo".
Según Riera, el caso concreto de la economía balear requiere, en una tesitura como la actual, “centrar la atención de manera urgente en los impulsores de la eficiencia si lo que se pretende es rearmar nuevas fuerzas competitivas”. No en vano, el economista considera que la posición de las islas es “crítica” en cuanto a los pilares que resultan “claves para el aprovechamiento del talento y, consiguientemente, para incrementar la productividad".
LOS FONDOS EUROPEOS COMO OPORTUNIDAD
Por este motivo, Riera defiende la necesidad de forzar una visión-región, que permita hacer frente a estos "desequilibrios de competitividad" y aprovechar la oportunidad que brindan los fondos europeos, arbitrados para paliar los efectos de la crisis económica propiciada por la pandemia en los diferentes territorios del bloque.
El Índice de Competitividad Global se erigió en su momento en la primera herramienta analítica que puso en marcha la Fundació Impulsa para valorar y contextualizar la dinámica de las diferentes economías regionales europeas en este ámbito.
Este último informe se ha presentado con ocasión de la reunión llevada a cabo por el Patronato de la entidad, desarrollada en la sede de la organización patronal CAEB, en Palma, y que contó con la asistencia de la presidenta del Govern, Francina Armengol, y el conseller de Model Econòmic, Turisme i Treball, Iago Negueruela.
Buena parte del contenido de la sesión se orientó a abordar el rol que la Fundació Impulsa puede desempeñar en el actual escenario regional, dominado por la elevada complejidad en la toma de decisiones y la necesidad de trazar, al mismo tiempo, una hoja de ruta que permita rearmar el potencial competitivo de Baleares.
Sobre esta cuestión, el también portavoz del Govern, Iago Negueruela, informó de que el Ejecutivo autonómico está trabajando directamente con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, encabezado por Reyes Maroto, para marcar las pautas que han de presidir la convocatoria de los anhelados e intensamente esperados fondos europeos.
REACTIVACIÓN DEL TURISMO
En este sentido, Negueruela reveló que la pretensión del Govern es que se clarifique cuanto antes "qué queremos hacer con estos fondos europeos con vistas a la reactivación del turismo”. De cara a este objetivo, la Fundació Impulsa está desarrollando un papel esencial, como indicó el propio conseller, cuyo departamento está en estos momentos “cerrando” el documento que ha de guiar las estrategias de Baleares relacionadas con los fondos europeos y su derivación hacia la industria turística.
A partir de este contexto general, las metas trazadas en materia de recuperación del valor productivo de la principal actividad económica de Baleares tienen que ver, según Negueruela, con la necesidad de “caminar hacia la circularidad de la economía y enfocar un planteamiento de sostenibilidad ambiental y social”.
En cuanto a la pérdida de competitividad del archipiélago entre las regiones europeas, el representante del Govern explicó que, en la pasada legislatura, Baleares partía de una situación muy concreta en la que el Índice de Competitividad Global “arrastraba el déficit de la educación”, en referencia, especialmente, a la elevada tasa de fracaso escolar y el déficit de alternativas académicas en el ámbito de los estudios superiores.
Precisamente por esta razón, siguiendo la argumentación de Negueruela, el Ejecutivo “destinó el mayor presupuesto de su historia a mejorar los recursos educativos”, tanto en Formación Profesional como en el sector universitario, cuya consecución más destacada fue la inauguración de la Facultad de Medicina de la UIB.
Sin embargo, estas y otras medidas, arbitradas en el transcurso de los años anteriores a la pandemia, “aún no se han podido medir adecuadamente”, según el conseller de Model Econòmic, ya que “no han terminado su recorrido”.
DIVERSIDAD DE VARIABLES
Uno de los aspectos sustanciales del informe sobre el Índice de Competitividad Global elaborado por la Fundació Impulsa es su diferenciación por ámbitos. En este sentido, los valores que presenta Baleares son diversos, y combina ciertas fortalezas en cuanto a su posición competitiva, como las que se detectan en el marco de las infraestructuras (donde ocupa la posición 24) y calidad sanitaria (posición 18), con debilidades apremiantes, entre ellas las que se hacen patentes cuestiones como la educación superior (posición 196 sobre el conjunto de las regiones europeas), la eficiencia del mercado de trabajo (183) y la capacidad de innovación (148).
De esta manera, según advierte el estudio de Impulsa, las islas se han adentrado en el escenario pandémico manteniendo “un serio decalaje entre su posición competitiva y el nivel de renta alcanzado, el mismo que, desde esta posición deben sostener y, a ser posible, impulsar”.
Cabe recordar que el PIB (producto interior bruto) per cápita en Baleares, equivale, según los datos publicados por Eurostat, al 97,1 por ciento del análogo europeo, claramente por debajo del dato que existia cuando començo el siglo XXI. En ese momento, el registro era del 122,9 por ciento, con una pérdida de 50 posiciones en el ranking europeo de renta.
POTENCIAL DE TRANSFORMACIÓN
Frente a esta situación, el Patronato de la Fundació Impulsa ha manifestado, a través de su presidenta, Carmen Planas, su predisposición a apoyar “una visión-región compartida que, a partir de los fondos Next Generation EU, acelere la reversión de los desequilibrios competitivos acumulados”.
Planas ha indicado que Impulsa cuenta “con capacidad, a través de herramientas como el Índice de Competitividad Global y el establecimiento de dinámicas colaborativas, para acompañar a los actores regionales en la identificación, priorización y definición de proyectos con elevado potencial transformador”.
Para conseguir estas metas, resulta preciso, según la también presidenta de la organización patronal CAEB, “encontrar el marco adecuado para trabajar al objeto de homogeneizar enfoques, establecer objetivos claros y compatibilizar iniciativas de inversión de carácter privado y público-privado”.
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