Ruidos, suciedad, ocupación de la vía pública y venta de droga son los principales problemas que llevan denunciando los vecinos de Son Gotleu desde hace ya mucho tiempo. Los habitantes de la barriada palmesana se resisten a convertirse en un reducto de marginalidad y degradación, a pesar de las reiteradas promesas de responsables municipales que, a la hora de la verdad, apenas quedan en unas pocas actuaciones o en alguna ronda extra de policías municipales.
Este lunes, representantes de la Asociación de Vecinos de Son Gotleu han acudido a la Delegación del Gobierno, donde les ha recibido la delegada Maria Salom y toda la cúpula de la Policía Nacional. El asunto que ha centrado la reunión ha sido la petición vecinal de atajar la venta de droga en el barrio. En este sentido, los mandos policiales han relatado las 207 actas de incautación y los ocho puntos de venta de droga que se han desmantelado en el barrio en 2017. Son Gotleu concentró el pasado año el 3,7 por ciento de las infracciones penales registradas en Palma, lo que da una idea de la situación que atraviesa la barriada.
Más medios y una mayor receptividad a las denuncias puntuales que realicen los vecinos han sido las promesas que han obtenido por parte de los representantes policiales. En todo caso, el problema excede el aspecto policial y, sobre todo, involucra a más administraciones, especialmente la municipal. Palma no puede permitir que Son Gotleu se convierta en un gueto marginal y se debería propiciar la aprobación de un plan integral que permita actuaciones coordinadas que atañen a administraciones diferentes. Urbanismo, seguridad, limpieza, integración social , educación... son aspectos en los que se debería actuar de forma coordinada, con recursos humanos y económicos suficientes, para que un entorno tan próximo al centro urbano salga de la espiral de degradación.
