El Dr. Albert Jovell nos ha dejado recién cumplidos los 51 años. Por difícil que parezca, él estaba preparado desde hace tiempo para este momento. El resto, los representantes de las asociaciones de pacientes, la comunidad científica, universitaria y profesional, su familia, su entorno,… probablemente no. “He aceptado mi muerte joven”, confesaba en una estremecedora entrevista publicada en El País hace ya 6 años. En otro momento de la misma afirmaba, “yo ya acepto que no me curen, pero me costaría aceptar que no me van a cuidar”. En este contexto de médico-enfermo, dotado de conocimientos enciclopédicos y de profundas convicciones humanistas desarrolló una incansable labor para integrar los avances tecnológicos de la medicina en la senda de la ética profesional, fomentando una medicina eminentemente social, una medicina basada en la afectividad. Médico, sociólogo, doctorado en Salud Pública por la Universidad de Harvard, ha impulsado el papel de los pacientes en los sistemas sanitarios, amplificando su voz, su representatividad, su participación y potenciando el acceso universal al conocimiento. Desde la Fundación Biblioteca Josep Laporte, lideró múltiples líneas de investigación y creó una plataforma para contribuir a la universalización de los conocimientos en salud. Desde ella impulsó la Declaración de Barcelona sobre los Derechos de los Pacientes y creó el Foro Español y la Universidad de los Pacientes, con el objetivo de cohesionar las políticas de salud y centrarlas en el paciente. Iniciativas que acabó implantando desde su asesoría ilustrada e independiente al Ministerio de Sanidad y al propio Consejo General de Colegios de Médicos. Le perturbaba, desde muchos años antes que se vislumbrara el escenario de crisis, que la generación más preparada de la historia de la humanidad, solo pudiera aspirar a un empleo precario y con suerte, mileurista. Desde el observatorio universitario predijo con mucha antelación lo que se ha convertido en el gran drama de nuestra sociedad. La última vez que tuve oportunidad de verlo, ya muy enfermo, en un foro sobre la sostenibilidad del sistema sanitario, intervino por video conferencia, y mantuvo en todo momento el liderazgo y la persuasión reflexiva que le caracterizaba. Mostró su preocupación extrema sobre las consecuencias sobre el sistema sanitario de la crisis de empleo que azotaba a nuestra sociedad. Señaló que la falta de imaginación y de instrumentos para hacer frente a la destrucción del tejido productivo nos hacía más débiles y más frágiles. Advirtió de las dificultades casi insalvables de unos países para impedir su declive, ante la imposibilidad de intervenir sobre su moneda y su propia economía. El Colegio de Médicos de Baleares, adelantándose a sus homónimos, de la mano del Dr. Gual, fue pionero entre los colegios médicos de España en la apertura ordenada y planificada de la profesión hacia las asociaciones de pacientes, coparticipando en sus iniciativas y dando soporte institucional a sus objetivos. Posteriormente el resto de corporaciones profesionales del país y la propia Organización Médica Colegial siguieron su ejemplo. El Dr. Jovell ha dejado una profunda huella en la asistencia sanitaria de principios de siglo, ha paseado el buen nombre de la Sanidad Española por todo el mundo y ha revolucionado el papel del paciente. Desde donde estés…, te seguiremos sintiendo muy cerca.





