El cierre de la Radio Televisió Valenciana después de veinticuatro años de emisión es un motivo de tristeza. Que se cierre una televisión pública es siempre menoscabar la democracia, el pluralismo y el derecho a la información de los ciudadanos, pero la situación pasa a vergonzosa cuando el motivo que se alega para la liquidación de esa televisión es la falta de dinero o la voluntad de no tener que cerrar hospitales.
Al President Fabra le debería caer la cara de vergüenza –si es que todavía le queda algo de ella--. Un presidente que forma parte del partido político que más ha manipulado una televisión pública --al igual que Esperanza Aguirre hizo con Telemadrid--, que esconde la trama Gurtel, que ha acabado con la lengua propia de la Comunidad Valenciana..., es un presidente que debería estar en su casa bajo el colchón. Pero no, con más cara que espalda, no le basta ocultar la corrupción, además nos quiere tomar por imbéciles. ¿De verdad piensa que la dicotomía es cerrar Canal 9 o cerrar hospitales? Anda ya! Una comunidad con lengua propia necesita más que ninguna otra una televisión propia, una en valenciano, frente 60 en español. Ahora los valencianos ya no tendrán ninguna televisión en su lengua. Pero, tranquilos, Telemadrid continua, Canal Sur continua, Canal Extremadura continua… y resulta que son las más deficitarias de todo el Estado y la de las comunidades autónomas más pobres!
Que lastima tener este tipo de políticos provincianos. España estuvo a punto de ser intervenida y en quiebra técnica pero el Gobierno Español nunca planteo cerrar alguna de la veintena de cadenas o emisoras públicas que tiene. ¿Por qué? Por sentido de Estado. Sentido que parece que sólo puede ser patrimonio del Gobierno “importante” de España. Los gobiernos locales, de pandereta, los autonómicos, son los que tienen que recortar, mientras que el que crea más deuda, el del Estado, continúa viviendo a lo grande. Y si es así, ¿Por qué no eliminan de una vez todo lo que no sea gobierno central?



