Hace tan sólo unos días que se ha conocido el nombre del ganador de TaPalma 2015, se trata de Igor Rodríguez, un joven de origen vasco conocido por muchos por ser un auténtico genio de los pinchos. Igor tiene un recorrido profesional realmente extenso, de hecho es el jefe de cocina del restaurante Bite situado en el Portitxol de Palma. Pero, al margen de toda la expectación que ha suscitado a raíz del certamen gastronómico, es un ciudadano más con sus preocupaciones, sus intereses y sus reivindicaciones. Como profesional de la restauración hay muchísimos temas que le afectan y, por eso, desde mallorcadiario.com hemos querido conocer su opinión.
Se ha hablado mucho últimamente de potenciar el turismo gastronómico, ¿cree que tanto el anterior gobierno como el actual han hecho suficiente?
Sí, cada vez más se están dando pasos para potenciarlo. Con la próxima apertura del palacio de congresos todavía se aumentará más el flujo de turistas porque puede mover mucha gente. En él se podrán hacer tanto congresos gastronómicos como otro tipo de convenciones que traigan a la isla a personas con un cierto poder adquisitivo que, al final, tendrán que comer y cenar en Palma. Por tanto es una buena oportunidad para vender nuestra gastronomía.
¿Usted se opone o apoya la tasa turística que quiere sacar adelante el Govern?
Estoy en contra, porque repercute en nuestros intereses como destino turístico. Pienso que con todo el revuelo que se ha generado, el Govern tendría que escuchar todas las opiniones y llegar a un consenso.
¿A qué fines opina usted que debería destinarse el dinero recaudado, a la reinversión hotelera y empresarial o a subsanar el impacto medioambiental que provoca?
Como he dicho no estoy de acuerdo con el impuesto, pero opino que si se aprueba la ecotasa, debe tener un fin medioambiental. Tendría que servir para hacer de la isla un lugar más bonito, más ecológico y más limpio del que todos podamos disfrutar.
Esta semana se ha sabido que la economía de Magaluf se ha resentido de las restricciones en el consumo de alcohol y las medidas de presión para controlar las actitudes incívicas. ¿La imagen que proyecta Magaluf repercute de alguna manera en el denominado turismo de calidad que quiere ofrecer buena parte de la isla?
Magaluf repercute en nuestra imagen per no tanto como nos están intentando hacer ver. Está claro que desde el exterior se sabe de los excesos que hay allí; la situación no es impermeable, pero cuando los turistas llegan aquí se dan cuenta de todo lo que en realidad ofrece Mallorca.
Como profesional de la restauración le afecta de lleno la polémica sobre las restricciones de espacio para las terrazas de los establecimientos de restauración. Usted es el jefe de cocina del restaurante Bite, situado a primera línea de mar del Portitxol. ¿De qué manera les afecta?
Nos afecta muchísimo porque vivimos del turismo y si queremos unir a la oferta de "sol y playa" el concepto de la gastronomía necesitamos combinar los tres factores. Para eso nosotros necesitamos tener una terraza en condiciones. Es esencial que los que nos visiten puedan disfrutar del sol mientras consumen gastronomía.
¿Cómo solucionaría el conflicto?
Es un tema muy espinoso. Lo que está claro es que para arreglarlo hay que querer escuchar a todas las partes y llegar a un acuerdo bueno para todos. Si lo hicieran, ganaríamos todos; incluso el Ajuntament.
Desde que usted llegó a Mallorca, el panorama gastronómico se ha transformado bastante. El consumo de tapas incita a estar de pie y eso, sumado a la ley antitabaco, ha hecho que muchos clientes estén en la calle entre copas y pinchos. A menudo provocan ruido y la situación puede desembocar en las correspondientes denuncias de los vecinos. ¿En los diferentes establecimientos en los que ha trabajado, cómo lo han vivido?
Es una guerra difícil de solucionar. Tenemos que intentar controlar entre todos el ruido, no debe recaer toda la responsabilidad sobre los restauradores. Está claro que hay zonas más conflictivas, como el centro, que es donde se hace la ruta martiana. En nuestro caso no es lo mismo, entre otras cosas, porque tenemos el local muy acondicionado.
¿Cuál es su mayor queja de la gestión que se ha hecho al respecto?
La mayor queja es que no se ha actuado con un razonamiento lógico. Desde luego no me parece de sentido común que hagan cerrar un restaurante a las 24:00 cuando la gente sale a cenar a partir de las 22:30.
Hay quien dice que ha dejado de ir a cenar fuera o de disfrutar de según qué ofertas de ocio porque no se puede aparcar en Palma. Precisamente el Portitxol sufre ese problema. ¿Personalmente, es de esas personas?
Yo soy de los que si quiero ir a un sitio voy igualmente. El problema viene si la gente quiere aparcar en la puerta. Puede que los clientes se lo piensen dos veces antes de venir si saben que es complicado aparcar, pero de todas formas estamos muy contentos porque parece que hay un preacuerdo con el palacio de congresos para que se pueda aparcar allí una vez esté abierto el parking.