Invictus

Los cambios de identidad, sobre todo cuando el sujeto está entrado en años, no son sencillos y pueden doler, aunque al final redunden en algo positivo. De hecho, hay cambios que pueden llegar a resultar traumáticos (miren a Uma Thurman, cuantos fans de Kill Bill llorarán cada vez que la vean).

Al referirme a una evolución personal, no me estoy refiriendo a quien ha pasado de hablar con emoción de generales Venezolanos  a alabar las frías, y más sosegadas, socialdemocracias del norte de Europa (como si fuese posible implantarlas tan fácilmente en España), más que nada porque ese cambio de pareceres no ha resultado nada traumático, pues a sus posibles votantes no parece importarles absolutamente nada. La casta, que es muy mala, nada puede ser peor.

En este caso me estoy refiriendo al televisivo Pedro Sánchez, a quien vimos colgado junto a Calleja en una montaña, bajar haciendo rappel por un molino de viento o llamar a Jorge Javier Vázquez en pleno “Sálvame” (ni que pintado el nombre del programa para la difícil situación del PSOE, por cierto). El PSOE, en estos momentos, es un auténtico polvorín en el que, desafortunadamente para esa formación, los enanos no parece que tengan intención de dejar de crecer.

Así las cosas, la abrupta salida de Tomás Gómez y su equipo, rueda de prensa y cambio de cerradura de la sede mediante, ha sido a mi entender un ejercicio de marcado de músculo en el PSOE, un aviso a navegantes de que, quien decide, es Pedro Sánchez. Y no digo yo que no haya sido políticamente una buena decisión, pero las formas y el momento quizá no hayan sido las mejores. Cierto es, en todo caso, que la UDEF está investigando el sobrecoste del tranvía de parla y, qué duda cabe, que una eventual imputación o citación como testigo de Tomás Gómez en plena campaña electoral no hubiera sido una buena noticia ni para el PSOE, ni para Pedro Sánchez, ni para el propio Tomás Gómez. Maldito tranvía, pensará Tomás Gómez mientras recoja el cartel en el que suplantaba al protagonista de “Invictus”, rematado con una frase que podrá recordarse a modo de epitafio: “próximamente en el Gobierno de Madrid

Parece ser, según he leído en la prensa, que Pedro Sánchez instó a Tomás Gómez a abandonar y éste no quiso ceder. ¿No quieres irte? Convoco una rueda de prensa y anuncio tu salida retransmitiéndola ante toda España. Para mí es un gesto que casa con la imagen que quiere reinstaurar Pedro Sánchez en el PSOE, pero claro, toda esa coherencia debe aplicarse indiscriminadamente en todo el PSOE, no solamente con Tomás Gómez. No parece muy coherente fulminar a Tomás Gómez y hacer un “porque me sujetan” frente a la archipoderosa Baronía del Sur de España implicada en los ERES, por ejemplo.

Eso sí, como toda buena novela, parece que después de la introducción va a haber un nudo y un desenlace, porque Tomás Gómez ha recogido el guante y convocó una rueda de prensa en la que mostró su total disconformidad con la decisión tomada, rodeado de su equipo y flanqueado por el candidato a la alcaldía, el locuaz y televisivo Antonio Miguel Carmona.

Pedro Sánchez, gran jugador de baloncesto (otro factor más por el que cuenta con mi simpatía) tiene ante él un partido muy difícil que jugar y, valga la redundancia, un partido muy difícil de arreglar. Yo aplaudo que Pedro Sánchez intente acabar con los dejes adquiridos por un partido que lleva toda la vida democrática española alternándose en el poder, pero sentar a las vacas sagradas es muy complicado (que le pregunten a Keylor Navas) por muy mal que jueguen. En todo caso, si lo consigue llevar hasta las últimas consecuencias –y sigue con vida “política”- habrá logrado algo muy positivo para su partido. Y, todo esto, no como el protagonista de Invictus, sino con PODEMOS en los talones.

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