No es su despacho, sino el de la dirección general, en el polígono de Son Rossinyol. Son días de mucho movimiento en la conselleria que dirige Simonet y le requieren en diferentes frentes. De personalidad inquieta y conocedor del marco que dirige. Recibe a mallorcadiario.com al salir de una nueva reunión y se sienta para analizar la situación del sector primario. Rentabilidad, ayudas europeas, relevo generacional, nuevas enfermedades que afectan a la ganadería o gestión del aguas son algunos de los temas que se exponen encima de la mesa. Simonet no esquiva los temas más peliagudos. Incluso la preocupante situación que atraviesa AGAMA.
Por ejemplo, sobre la lengua azul, el conseller se muestra firme. Baleares mantiene la vacunación obligatoria, “a diferencia de la península, donde el control es más laxo”, y prepara nuevas líneas de compensación si el impacto del serotipo 3 lo justifica. “La prioridad es que la cabaña llegue viva y con reposición al próximo ciclo”, resume.
"El Observatorio de Precios nos ofrecerá una visión concreta. Se verá cuánto se paga en origen y a cuánto llega al consumidor, producto a producto"
La rentabilidad del campo balear sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes. ¿Está hoy mejor o peor que hace un año?
Está mejor, aunque aún hay demasiadas explotaciones en el alambre. En Baleares las de regadío suelen tener más margen y el secano sufre más; luego está el vaivén de cada campaña. Este año la patata ha ido mal por cuestiones comerciales, la algarroba viene de años muy buenos y ahora ajusta. ¿Qué hacemos? Acelerar y pagar antes la PAC para dar oxígeno de tesorería, simplificar trámites para invertir y modernizar, y empujar el consumo de producto local con una campaña estable. No son microparches; es un paquete para dar estabilidad en un entorno caro e insular.
Los agricultores denuncian que producen a pérdidas, mientras los precios en los supermercados suben. ¿Qué está fallando?
El agricultor está en el primer peldaño de la cadena y asume sobrecostes por insularidad: abonos, energía, mano de obra y un mercado interno limitado. Para abrir esa caja negra ponemos en marcha el Observatorio de Precios: se verá cuánto se paga en origen y a cuánto llega al consumidor, producto a producto. A partir de ahí, trabajaremos donde haya diferencial injustificado. Y, en paralelo, fomentamos formas de venta directa, cooperación y transformación para retener margen en la isla. La Política Agraria Común (PAC), mientras tanto, compensa renta en campañas malas; suprimirla de golpe cerraría muchas explotaciones.
¿Se puede vivir dignamente del campo en Baleares sin depender de subvenciones europeas o ayudas puntuales?
Hay sectores con poca o ninguna ayuda a renta —vino u hortícolas— que funcionan con inversión y mercado. Pero la regla general en Europa es combinar ayudas a renta con ayudas a inversión: tecnología, precisión, menos insumos, menos gasoil y más eficiencia. Un tractor con guiado y dosificadores inteligentes no es un capricho: baja costes, reduce huella y hace viable la explotación. El objetivo es depender menos de la ayuda porque se compite mejor, no porque se retire el salvavidas sin alternativa.
"En Baleares estamos por encima de la media española en nuevas incorporaciones jóvenes, 110 el año pasado"
¿Qué incentivo real tiene un joven para quedarse en el campo?
En Baleares estamos por encima de la media española en nuevas incorporaciones —110 el año pasado—, con ayudas específicas y casos de éxito cuando hay relevo familiar. El gran reto es quien empieza de cero: acceso a tierra cara e infraestructuras. Ahí vemos proyectos pequeños y especializados que transforman para vender con valor añadido. No cubre todo lo que se jubila, pero mantiene superficie: un joven que entra puede asumir la de varios que salen.
Las sequías ya no son una excepción, sino un patrón. ¿Está preparado el campo balear para esta nueva realidad climática?
Hay que separar sequía agraria —lluvia que no llega cuando el cultivo la necesita— de sequía hídrica —falta de recurso en sistemas—. Cuando los episodios se repiten, ya no valen solo ayudas puntuales. A medio plazo hay que ajustar seguros agrarios, orientar variedades y fechas de siembra; a largo, invertir en regadíos eficientes y en agua regenerada. Estamos ampliando balsas, conectando redes (como Felanitx–Porreres), manteniendo infraestructuras y priorizando la regenerada donde sea técnicamente viable.
"La lengua azul está afectando menos aquí porque a diferencia de la península la vacunación es obligatoria. Hemos aprendido del año pasado y tenemos controlados los focos"
¿Qué medidas concretas se están aplicando para garantizar agua suficiente para el regadío sin comprometer el consumo urbano y turístico?
Primero, cortar la sangría de la salinización urbana. Desalar para luego volver a salinizar es absurdo y encarece todo el ciclo. Los ayuntamientos tienen que reducir pérdidas y controlar vertidos. Segundo, dar prioridad clara. Tras el abastecimiento humano, el uso agrario. Con redes más estancas y regenerada en condiciones, hay agua para el campo y menos conflicto con el consumo urbano y turístico. El agricultor no pide privilegio; pide reglas y estabilidad.
La marca “producto local” gana peso en el discurso político, pero ¿cómo se traduce en políticas concretas de apoyo al productor?
En promoción sostenida, compra pública con criterios de proximidad donde encaje, formación comercial y apoyo a la transformación y venta directa. Menos foto y más contrato.
"En rústico general no se han cambiado condiciones de edificación. Ha habido mucha confusión interesada"
¿Qué balance hace del uso de suelo rústico y la presión urbanística? ¿Se está protegiendo o se está perdiendo terreno rural?
No se han abierto puertas nuevas en rústico. Lo que se ha agilizado son áreas de transición ya previstas por planeamiento municipal para futuro crecimiento urbano. En rústico general no se han cambiado condiciones de edificación. Ha habido mucha confusión interesada.
Los ganaderos están preocupados por la expansión de la lengua azul. ¿Cuál es la situación real en las islas?
La clave es ir por delante. En Baleares la vacunación es obligatoria; teníamos inmunizada la cabaña frente al serotipo 8 y este año ha aparecido el 3. Hemos empezado la vacunación de inmediato y los casos confirmados se concentran en radios de actuación controlados. La mortalidad aquí está siendo menor que en la península y los técnicos apuntan a que la inmunidad previa del 8 podría estar atenuando el impacto del 3. No hay estudios concluyentes, pero la casuística apoya esa percepción.
¿Se está vacunando con suficiente rapidez o se ha llegado tarde?
Este año se ha actuado desde el minuto uno. El año pasado el cuello de botella fue global. No había vacunas suficientes en el mercado y tardaron semanas en llegar. Ahora teníamos los protocolos afinados y hemos podido arrancar antes. Aun así, la logística insular obliga a planificar con margen para no quedarnos atrás cuando entran nuevas variantes.
¿Qué compensaciones económicas están previstas para los ganaderos afectados?
Ya se ejecutaron líneas por la afección del serotipo 8 —en torno a 1,3 millones de euros— y otra para la reposición y recría —cerca del medio millón—. Si el impacto del 3 lo justificara, activaremos una nueva línea. Además, se flexibilizó el requisito de actividad mínima para que explotaciones afectadas no perdieran la ayuda de la PAC. La prioridad es que la cabaña llegue viva y con reposición al próximo ciclo.
"Estamos preocupados por AGAMA. Estamos hablando con ganaderos y trabajadores. La empresa debe ser clara"
Más allá de la lengua azul, la ganadería balear afronta un problema estructural: costes de pienso, energía y transporte. ¿Hay algún plan de choque?
El plan realista es triple: eficiencia energética y de insumos en las explotaciones; cooperación y transformación para retener margen; y logística adaptada a la insularidad. No podemos competir a costes peninsulares, pero sí podemos producir con menos incertidumbre si cerramos el grifo de gastos evitables y si vendemos más cerca y mejor.
¿Cree que Baleares puede aspirar a un equilibrio real entre campo y turismo, o ese discurso ya suena a utopía?
Es posible si hacemos tres cosas a la vez: gestionar el agua con prioridades claras, simplificar para que producir aquí sea viable y convertir el relato del producto local en contratos que paguen al productor. Cuando eso pasa, el equilibrio deja de ser un discurso.
Agama ha anunciado movimientos que inquietan al sector. ¿Qué escenario maneja?
Preocupación, porque el tejido de transformación en una isla no tiene alternativas rápidas. Estamos hablando con ganaderos y trabajadores para explorar soluciones —desde la continuidad industrial hasta proyectos de transformación—, pero la empresa debe definir sus planes, de momento no están siendo claros. Nos reuniremos con las partes y trataremos de ayudar a buscar una solución para todas las partes. Aquí la insularidad vuelve a importar… para todo.
