La dimisión de Josep Aloy como director general de Turismo del Govern de les Illes Balears marca el final de una etapa que el sector turístico ha reconocido de forma casi unánime por su rigor y su capacidad de gestión. Aloy abandona el cargo tras haber cumplido —en sus propias palabras— los compromisos establecidos al asumir la dirección general, en un contexto de alta exigencia y debate permanente sobre el modelo turístico balear.
Durante su mandato, Aloy ha gestionado más de 800 millones de euros entre el Impuesto de Turismo Sostenible y fondos europeos, impulsando proyectos de transformación en zonas de presión turística. Entre las medidas más destacadas de su gestión figuran el decreto de contención de plazas turísticas, el programa de turismo responsable dotado con ocho millones de euros y el impulso a nuevos mercados de larga distancia, con la apertura de rutas directas desde Estados Unidos, Canadá o Abu Dabi. También ha defendido la ejecución completa de los presupuestos del área, subrayando la necesidad de que “cada euro tenga reflejo en el territorio”.
El reconocimiento del sector refleja la percepción de un perfil técnico, con conocimiento profundo del sector y una actitud de servicio público que ha aportado estabilidad en un ámbito especialmente sensible
El sector ha reaccionado a su marcha con palabras de reconocimiento. La Federación Empresarial Hotelera de Mallorca ha destacado su “visión, pragmatismo, cercanía y capacidad de diálogo”, mientras que HABTUR Balears ha agradecido su dedicación en una etapa compleja, aunque ha lamentado una falta de interlocución en la parte final del mandato. Estos mensajes reflejan la percepción de un perfil técnico, con conocimiento profundo del sector y una actitud de servicio público que ha aportado estabilidad en un ámbito especialmente sensible.
Aloy deja tras de sí un trabajo basado en la contención, la planificación y la voluntad de ordenar un modelo turístico que afronta retos estructurales en movilidad, vivienda y sostenibilidad. Su salida se produce sin estridencias, con la serenidad de quien considera concluida una fase de gestión, y con la convicción de que el camino emprendido debe continuar.
La dirección general de Turismo entra ahora en una nueva etapa bajo la responsabilidad de Miquel Rosselló, que hereda una hoja de ruta exigente y un legado de trabajo técnico y diálogo con el sector. Más allá de los nombres, el relevo evidencia la necesidad de mantener el equilibrio entre la competitividad del destino y la preservación del territorio. En ese punto, la aportación de Josep Aloy quedará como una referencia de gestión ordenada y compromiso institucional.
