La insoportable demagogia de Catalina Cladera

Las palabras de Catalina Cladera acusando de “racismo puro y duro” al presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, por solicitar la repatriación de menores migrantes tutelados por el IMAS son un ejemplo más de la deriva demagógica del PSOE en materia migratoria.

Convertir en insulto lo que en realidad es una petición de sentido común no contribuye a resolver un problema que desborda a las instituciones y genera tensiones sociales cada vez más evidentes.

La cuestión de los menores migrantes no acompañados exige algo más que discursos moralistas: requiere gestión, planificación y cooperación internacional. El sistema de acogida de las Islas está saturado. Los consells insulares, competentes en materia de protección de la infancia, carecen de medios suficientes para atender a todos los menores llegados por mar.

Los profesionales del IMAS y de los servicios análogos de Ibiza y Formentera lo advierten desde hace meses. No se trata de falta de voluntad, sino de una presión insostenible derivada del aumento constante de pateras y del desinterés del Gobierno central por establecer una política realista.

Mientras el PSOE se dedica a señalar a quienes piden soluciones, evita explicar qué propone. ¿Pretenden seguir haciéndose cargo de todos los menores que lleguen, sean cuales sean sus circunstancias? ¿Cuánto tiempo piensan mirar hacia otro lado ante una avalancha que no cesa? ¿Hasta cuándo podrán las Islas soportar solas una carga que es competencia del Estado?

Acusar de racismo a quien plantea una medida amparada por el derecho internacional y el sentido común es una difamación gratuita

El Govern balear ha dado pasos responsables al mejorar los procedimientos de comprobación de edad, algo que la oposición de izquierdas criticó duramente. Ahora, además, Argelia ha solicitado la repatriación de siete menores, lo que demuestra que la cooperación es posible cuando existe voluntad. En ese contexto, pedir la repatriación del resto de menores argelinos tutelados no solo es coherente, sino absolutamente procedente.

Acusar de racismo a quien plantea una medida amparada por el derecho internacional y el sentido común es una difamación gratuita. El debate migratorio exige altura política y soluciones reales, no insultos ni eslóganes.

Además, es hora de que el PSIB-PSOE explique a la ciudadanía qué políticas propone en materia de acogida de menores migrantes, si es que la tiene. Seguir asumiendo la tutela de los menores, cuando los servicios de acogida están desbordados y al límite de su capacidad, no es una opción sostenible en el tiempo.

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