ECONOMÍA | ASÍ LO VATICINAN LOS EXPERTOS

La banca nos prestará menos dinero y éste será más caro

La situación para las empresas y las familias se complicará aún más, ya que según los expertos, las medidas de recapitalización del sector financiero tendrá una consecuencia doble: las entidades prestarán menos dinero y éste será más caro. Agobiados con la caída de márgenes, que acentúa la guerra del pasivo, y presionados por la carestía de los mercados exteriores, la obsesión de todas las entidades, bancos y cajas, antes de que se conociera el contenido del decreto ley, ya era la de mirar con lupa cada concesión de créditos y aplicar, independientemente de la evolución de los tipos oficiales de interés, un diferencial cada vez más amplio, según publica eleconomista.es. Ahora, esta tendencia se agudizará, sobre todo en las cajas que tienen que recapitalizarse, por lo que sus clientes pronto sentirán que el grifo del crédito se cierra a cal y canto y que si tienen la fortuna, por poder demostrar una incuestionable solvencia, de ser financiados por las entidades, notarán que el precio que se les aplica ya no es el mismo que el de hace pocos meses. CRÉDITO POR DECRETO Si la ministra de Economía, Elena Salgado, el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, entre otros, aseguraron que el plan de recapitalización era necesario, entre otras cosas, para reactivar el crédito a la economía ¿cómo es posible que todos los expertos y el sector vaticinen justo lo contrario? La cuestión es sencilla, según el reportaje firmado por F. Tadeo y L.Miyar: los recursos, también los de la banca, son escasos. Eso quiere decir que se tiene que elegir entre destinarlos a una cosa u otra. Si el decreto obliga a elevar los requerimientos de capital se debe controlar hasta el extremo cualquier concesión de crédito, ya que por su sola existencia en el balance, las entidades deben reservar una determinada cantidad para cubrir sus riesgos. Es decir, a más créditos, se necesita más volumen de capital. No sólo es una opinión compartida en el sector financiero y entre los analistas. El Banco Central Europeo (BCE), en su último informe mensual advertía a España que la recapitalización de las cajas de ahorros conlleva "el riesgo de efectos negativos transitorios en los flujos de crédito a la economía real". La razón de temer que se seque la financiación es por el adelanto en la aplicación de las exigencias del acuerdo de Basilea III. Siempre según el artículo del digital económico, cuando el Comité del Banco Internacional de Pagos de Basilea III estableció el pasado otoño las reglas con mayores requerimientos de capital, concedió a los bancos, a cambio, un amplio periodo de adaptación, "compatible con la recuperación económica". Entonces ése era el argumento que utilizaba el Banco de España para comunicar a bancos y cajas de nuestro país que siete años de adaptación era un plazo lo suficientemente generoso como para no utilizar la nueva normativa como excusa para no activar el flujo de nuevos créditos. Pero tras el decreto, con el acortamiento de plazos, las entidades se ven abocadas a reducir la financiación a familias y empresas. Lo preocupante para los sectores reales de la economía no es sólo eso, sino el previsible encarecimiento de los créditos concedidos, así como en las nuevas condiciones en las refinanciaciones. Esta tendencia ya se ha observado en los últimos meses, más acentuada en los préstamos a pequeñas y medianas empresas, que tienen menos poder de negociación con la entidad financiera. Los clientes, además, notarán otro efecto pernicioso para sus bolsillos. Los tipos del interbancario están descontando desde hace semanas una subida de tipos por parte del Banco Central Europeo. El primer movimiento alcista está previsto para abril, tal como advirtió Jean Claude Trichet tras la última reunión del organismo monetario. A final de año, las previsiones marcan que desde el 1 por ciento actual el precio del dinero se podría situar entre un 2,25 y un 2,50 por ciento. Esto significa cuotas más caras, por un lado, por las crecientes tarifas que aplicarán las entidades y, por otro, por la subida de los tipos de interés. De la escasez que se aproxima ya habla la evolución de las cifras de los últimos meses. Según las comunicadas por el Banco de España en enero, los nuevos créditos para pymes descienden un 13,87 por ciento respecto a enero de 2010. En diciembre, la tendencia descendente es la misma, con una disminución de los nuevos préstamos del 16 por ciento. Y si retrocedemos un mes más, hasta noviembre, el recorte es del 12,7 por ciento. Tras la nueva normativa no hay razón para esperar algo diferente a nuevos y profundos recortes en la concesión de créditos a las pymes. Según los expertos, para observar una reactivación del flujo de préstamos, hay que tener un sistema bancario saneado y libre de problemas de financiación exterior, condiciones que aún no tenemos. Para acompañar esta condición también la economía debe haber entrado en una fase de sostenida recuperación, de la que estamos alejados. Mientras esto no se produzca, el grifo seguirá cerrado.

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