La camiseta verde ya no está de moda para los miembros del Govern. Incluso para aquellos que la llevaron en más de una ocasión durante la pasada legislatura. Incluso para los que la lucieron en los plenos del Parlament. Ahora parece que molesta.
Dos meses después de empezar a gobernar, Més y PSIB debían estar convencidos de que derogando la Ley de Símbolos y matando el TIL, el conflicto educativo pasaría a la historia y con él la huelga indefinida. Sin embargo, la prueba de que este asunto empieza a incomodar son los constantes llamamientos de la presidenta del Govern y del conseller de Educació para que la huelga se desconvoque y que las camisetas verdes se lleven a partir de ahora “internamente”.
Pero se han encontrado con otra realidad. Los nuevos gobernantes de izquierdas están probando de una medicina de la que ellos mismos formaron parte. Ahora muy diluida pero igual de visible. Y empieza el curso escolar.
¿A quién no le quema la camiseta verde que parece causar alergia a Més y PSIB? A Podemos. Podemos se ha fundido en un permanente abrazo público a la Plataforma Crida y a la Assemblea de Docents. Tanto es así, que ahí han encontrado un terreno muy bien abonado para marcar su distancia estratégica -y electoral- con respecto al Govern de izquierdas.
Que el asunto incomoda en el Govern no es un secreto. En las redes ya se enzarzan unos y otros -todos socios de Govern- a criticarse. Unos porque los otros las llevan “ahora que gobernamos”. Y los otros porque “habéis abandonado la lucha”.
El tema empieza a escocer a todos los niveles y los docentes ya han advertido que la desconvocatoria no llegará con la manga corta y las bermudas. Aún queda mucho por negociar.
Con todo, parece que tendremos que ir acostumbrándonos todos a esta “nueva forma de hacer política” que propugnan y defienden Jarabo y los suyos. Una nueva forma de hacer política en la que PSIB y Més sólo vivirán tranquilos en aquello que esté redactado y firmado en el Pacte de Governabilitat que dio la presidencia a Francina Armengol. Pero gobernar durante cuatro años pone en el camino muchísimos asuntos que no están -lógicamente- incluídos en ese pacto. Y ahí estará Podem para marcar distancias y recordar que es imprescindible.
