La huelga de médicos con un seguimiento del 85 por ciento ha obligado a suspender 246 operaciones y 8.283 consultas. Tan elevado seguimiento invalida cualquier intento de minimizar el malestar que existe entre el colectivo médico. No hablamos de un conflicto laboral menor ni de una protesta simbólica, sino del síntoma de un agotamiento estructural que el Ministerio de Sanidad no puede seguir despachando con declaraciones genéricas ni apelaciones a la “normalidad asistencial”.
Cuando ocho de cada diez facultativos secundan un paro, el mensaje es inequívoco: el modelo actual no aguanta más. Los médicos reclaman lo que llevan décadas pidiendo sin éxito: un estatuto específico que reconozca la singularidad de su labor, unos ratios asistenciales razonables, una carrera profesional coherente y unas condiciones de trabajo que no empujen a miles de profesionales a buscar refugio en otros países. Se trata de demandas justas para apuntalar un sistema público de salud universal, equitativo y de calidad.
Lo que sí es insostenible es la actitud de la ministra Mónica García (Más Madrid - Sumar), anclada en el espejismo de que el tiempo acabará diluyendo el conflicto y que el Estatuto Marco que ella impulsa y que los médicos rechazan, es la solución a los problemas. O en la tentación de presentar las protestas como fruto de intereses gremiales o territoriales.
La huelga en Baleares, masiva y ordenada, demuestra que el malestar es profundo y transversal
La huelga en Baleares, masiva y ordenada, demuestra que el malestar es profundo y transversal. Aquí no ha habido ruido político ni interferencias partidistas: ha habido un mensaje profesional nítido, respaldado por cifras incontestables.
Conviene recordar que la falta de médicos es acuciante y va en aumento, la presión asistencial es creciente y eso lleva a muchos facultativos a trasladarse a trabajar en el extranjero, donde las condiciones son notablemente mejores. Ignorar las demandas del colectivo médico, contrario al borrador de Estatuto Médico impulsa el Ministerio de Sanidad, es poco inteligente. Sin médicos satisfechos y bien tratados, no hay sistema sanitario que aguante.
Mónica García debe abandonar la retórica y abrir de inmediato un proceso negociador serio, con calendario, compromisos y resultados verificables. No se trata de conceder privilegios, sino de garantizar la sostenibilidad del sistema y la seguridad del paciente. La huelga de médicos es un aviso serio y si no se aborda el descontento, habrá más movilizaciones que pagarán los pacientes.





