Tuve ocasión de coincidir con la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, en una tertulia radiofónica. La candidata socialista al ayuntamiento se muestra optimista sobre el resultado electoral que tendrá en mayo, aunque no puede ocultar que el desastre de Unió Mallorquina, especialmente difícil en la institución que preside, puede tener consecuencias negativas. En ese contexto, Calvo, que demuestra un excelente dominio de la radio, incluso superior al que tiene sobre la alcaldía, reconoció que sentía vergüenza por la situación en la que se encuentra el polideportivo de Son Moix, dañado por un vendaval que tuvo lugar hace unos tres años. Estas palabras no arreglan nada, pero al menos es lo que un ciudadano espera cuando un político explica su gestión (y la de su equipo) y en medio aparece un fracaso como este. ¿Qué tal si quienes nos metieron en este caos económico que vivimos empezaran por reconocer sus errores?





