León XIV, la IA en su nombre

Se nos está quedando un 2025 lleno de acontecimientos históricos, pero sin duda, uno de ellos será la proclamación del nuevo Papa, León XIV. Me ha llamado la atención la elección de su nombre, que tal y como ha explicado, tiene su sentido en León XIII y su encíclica Rerum Novarum, que abordó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial. El papado mira hacia la inteligencia artificial y sus implicaciones sobre la dignidad de la persona humana, la justicia social y el futuro del trabajo.

Lo que nos está diciendo el nuevo Papa es lo mismo que nos dice Zuboff en la “Era del capitalismo de la vigilancia”. A saber, que del mismo modo que se produjo una revolución tecnológica (industrial) y esa revolución trajo consigo una serie de consecuencias tan profundas e importantes que dan nombre a una época (revolución industrial), asistimos en nuestro tiempo a otra revolución. Y esa revolución, al igual que la otra, entrelaza a sus logros amenazas, retos cuya respuesta determinará nuestro futuro.

Si en la revolución industrial, el momento donde León XIII escribió Rerum Novarum, el capitalismo explotó la naturaleza y el trabajo humanos, en nuestro tiempo es la naturaleza humana, nuestras emociones, relaciones y comportamientos, el objeto a expoliar. Si la industrialización provocó contaminación y explotación laboral, nosotros nos vemos afectados por la erosión de la deliberación pública, la tan mentada polarización. También por la pérdida de libertad, desposeídos de nuestra intimidad, permanentemente observados. Y de fondo, ese conocimiento que otros tienen de nosotros, basado en el análisis de datos y datos que vamos dejando y que son recopilados y usados para alimentar inteligencias artificiales desde hace años y lógicas que escapan de nuestro control. La era de los algoritmos. Todo ello encapsulado, enmascarado en la utilización inocente de nuestros móviles, que ya son casi parte de nuestro cuerpo, como una extensión de nosotros mismos. ¿Y para qué? Para predecir nuestra conducta y también, en base a ese poder de predicción, para influir en nosotros mediante intervenciones calculadas. El mecanismo básico de cualquier red social. La generación de adicción mediante estímulos basados en recompensas para obtener más y más datos, que me permitan tener más y más control, información y tiempo del usuario delante de la pantalla. Esto no es nuevo, la IA no es nueva (si lo son para nosotros los LLM -chatGPT-). La conversación sobre el impacto tecnológico en nuestra sociedad está viva desde hace muchos años, es signo de nuestro tiempo. Pero algo está cambiando.

¿Por qué se está produciendo una retirada de lo digital de las aulas? ¿De qué nos hemos dado cuenta? ¿Por qué estamos a las puertas de una Ley Orgánica para la protección de las personas menores de edad en los entornos digitales?

Sobre todas estas cosas y otras espero que escriba León XIV, elevándose más allá de la lógica del mercado, nombrando las cosas como un primer paso para entenderlas y sanarlas. ¿Puede el desarrollo tecnológico estar al servicio del bien común, de la dignidad humana, de la justicia?

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