La segunda jornada de la sesión de investidura se ha desarrollado tal como se esperaba, con un duro intercambio de reproches a derecha e izquierda entre los portavoces de los distintos partidos con representación en el Parlament, pero, por suerte, ha habido también varios momentos en que unos y otros han optado por tenderse la mano.
Inicialmente, el título que había previsto para esta contracrónica era Duelo al sol, pues así era como yo visualizaba a priori el presumible enfrentamiento dialéctico de este martes entre la futura presidenta del Govern, la popular Marga Prohens, y la expresidenta autonómica, la socialista Francina Armengol, pero el guion del pleno ha ido finalmente por otros caminos, al menos en parte.
Teniendo en cuenta que hoy han intervenido los portavoces de los siete partidos con representación en la Cámara y que todos ellos han estado en mayor o menor medida razonablemente brillantes, no me ha resultado demasiado difícil descartar aquel título y encontrar uno algo más ajustado a la realidad, en concreto, Los siete magníficos, que además es uno de mis westerns favoritos.
En sentido estricto, debería haber titulado esta contracrónica Los cuatro magníficos y las tres magníficas, o viceversa, pero entonces me hubiera quedado un epígrafe demasiado largo para un artículo y algo menos cinematográfico. A esas siete personas ha replicado o respondido Marga Prohens esta tarde, en lo que quizás haya sido su mejor y más ponderada intervención parlamentaria hasta hoy de su ya dilatada trayectoria política.
Los dos conceptos que posiblemente más se han escuchado este martes en el hemiciclo han sido el de "libertad" y el de "derechos" —en su sentido más amplio—, aunque, como habrán intuido ya, no todas las formaciones les han dado el mismo sentido semántico, histórico, político o incluso metafísico.
Así, para el PSOE, Més per Mallorca, Més per Menorca y Unidas Podemos, ambas conquistas democráticas estarían hoy en peligro en Baleares por el acuerdo de investidura suscrito entre el PP y Vox, al considerar que esta última formación sería de ultraderecha. Por contra, el PP y Vox consideran que será precisamente a partir de ahora cuando la libertad y los principales derechos de la ciudadanía se verán de nuevo plenamente garantizados, algo que no habría ocurrido con el Pacte.
La primera portavoz en intervenir ha sido Francina Armengol, que ha hecho un balance positivo de su propia gestión al frente del Govern, detallando las principales actuaciones de su Ejecutivo a lo largo de los últimos ocho años, con una elogiosa mención especial —que comparto plenamente— a la labor realizada durante la pandemia. A continuación, ha señalado que el "cambio" prometido por Prohens el lunes sería en realidad "un retroceso".
Pensando quizás ya más en las elecciones del 23 de julio que en las del 28 de mayo, Armengol ha sido en general muy dura con Prohens, aunque más tarde la líder popular lo ha sido también con la expresidenta. Podríamos decir que, en ese sentido, ha habido un empate técnico entre ambas, si bien en los posteriores turnos de réplica y contrarréplica las dos han hecho un último esfuerzo para intentar recuperar un tono dialéctico algo más cordial. Y lo han conseguido. O casi.
La segunda portavoz que se ha dirigido al conjunto de la Cámara ha sido Idoia Ribas, de Vox, que al final de su alocución ha mostrado su apoyo ilusionado a Prohens como futura "presidente" —sic— del Govern. Ese ha sido quizás el único momento en que Prohens ha parecido hacer un pequeño respingo desde su escaño al escuchar a Ribas, pues durante la mayor parte de la intervención de esta diputada, Prohens ha sonreído educadamente, e incluso ha hecho de vez en cuando algún leve gesto afirmativo con la cabeza.
Al igual que había ocurrido en la sesión del lunes, en la de este martes se ha vuelto a escuchar en el Parlament la palabra "España", si bien la persona que más veces la ha utilizado esta vez no ha sido Ribas, ni tampoco Prohens, sino el portavoz de Més per Mallorca, Lluís Apesteguia. Es cierto que lo ha hecho en un tono sutilmente irónico, indicando que las medidas conjuntas que quieren aplicar el PP y Vox estarían pensadas para "ofrendar nuevas glorias a España", pero por unas razones o por otras nadie se lo ha tomado finalmente a mal.
Apesteguia ha defendido también algunos aspectos concretos de la Constitución, con sinceridad y sin ironía, y se ha dirigido en todo momento en un tono moderado y respetuoso hacia Prohens, en ese estilo sosegado y tranquilo que es ya marca de la casa de los ecosoberanistas isleños. Por último, tras criticar algunas de las medidas previstas en el programa del PP, ha tendido varias veces la mano a la candidata popular.
En ese mismo tono se ha expresado también el portavoz de Més per Menorca, Josep Castells, quien además, para alegría de todas sus señorías creyentes, ha citado elogiosamente al papa Francisco y al arzobispo anglicano Desmond Tutu.
La singularidad discursiva de Castells ha quedado también patente cuando, de manera implícita, ha comparado a Vox con un paquidermo, no tanto porque considere que dicho partido ha entrado en las instituciones como un elefante en una cacharrería, sino porque cree que Vox sería hoy para el PP como un elefante en una habitación, metáfora anglosajona que se utiliza para referirse a una situación que es obvia para todos, pero de la que alguien —en este caso el PP— prefiere no hablar.
En una línea no tan simbólico-literaria, pero igualmente constructiva, se ha expresado la diputada de Unidas Podemos, Cristina Gómez, quien, no obstante, ha desplegado una bandera LGTBI sobre el atril desde el que estaba interviniendo, como gesto reivindicativo en favor de la diversidad. A continuación, ha sido el turno del diputado de Sa Unió, Lorenzo Córdoba, quien, tras confirmar su voto favorable a Prohens, ha recuperado el mítico "puedo prometer y prometo" de mi admirado Adolfo Suárez, para subrayar su compromiso político irrenunciable con Formentera.
El último portavoz en subir a la tribuna ha sido Sebastià Sagreras, del PP, que ha dedicado la mayor parte de su intervención a criticar a Armengol y al Pacte, con una rotundidad que ni siquiera ha utilizado Prohens en sus rifirrafes más intensos con la expresidenta. Ya por la tarde, y en un registro totalmente diferente, Sagreras ha conseguido emocionar profundamente a Prohens, al leer públicamente un texto que previamente había escrito para ella una de las mejores amigas de la futura presidenta.
Ha sido precisamente ya por la tarde, en el turno de réplicas y contrarréplicas, cuando Prohens ha hecho una muy brillante intervención final, moderada e integradora, en donde ha vuelto a hacer referencia a la libertad y en donde ha recalcado varias veces que con ella como presidenta "ninguna persona perderá ningún derecho" en nuestra comunidad autónoma.
Es cierto que ello no ha impedido que el PSOE, Més per Mallorca, Més per Menorca y Unidas Podemos hayan votado luego en contra de la candidatura de Prohens, o que Vox se haya mantenido finalmente en la abstención, pero por un momento he creído ver en los ojos de los siete portavoces —los siete magníficos del título— la misma convicción democrática en defensa de nuestras instituciones, de la tolerancia antidogmática y de la libertad.