Josep Melià, el que hasta hace unos días era el presidente de Unió Mallorquina, declaró ayer en la Cope que UM “no me incumbe… no forma parte de mis preocupaciones”. Melià respondía así a las preguntas que le hacía un periodista sobre qué sucederá con la fianza de responsabilidad civil que quiere aplicarle el juez que lleva el ‘caso Picnic’. El periodista le volvió a preguntar a Melià sobre si recurrirían contra la fianza y entonces reiteró que esto “no me incumbe”. Melià actúa de esta forma porque está cansado de la presión mediática que está sufriendo su partido. Podríamos entenderlo. Pero, por mucho que tenga algún indicio de razón, ayer se le fue la mano: ¿nos quiso decir que el jueves ya no sabe nada de lo que pasó el lunes, cuando aún era presidente de ese partido? ¿Nos quiere decir que él, que como todos sus compañeros, prefirió aprovecharse de la inercia que tenían las siglas UM a empezar un partido desde cero, sólo estaba dispuesto a llevarse los votos que hubiera, pero no los errores -por llamarlos piadosamente-? ¿Pero es que Melià no militó en este partido en los últimos diez años? ¿Es que no sabía nada? Por supuesto, no es responsable penal, pero políticamente, un presidente de un partido tiene que asumir lo que ha hecho su formación. En Baleares, ya va siendo hora de que no sólo haya responsabilidades penales.





