El mensaje bíblico nunca pasa de moda, más aun hoy hay que rescatarlo, mas que nunca:“por sus hechos los conoceréis”. La política es necesaria. La política no es denigrante ni debería de ser estigmatizante.
La política no es ni buena ni mala. Son los políticos los que con su forma de ejercerla, elijen y asumen la responsabilidad de que sea positiva o negativa, para los ciudadanos. La política es una profesión de servicio y consta de unos valores de alto contenido democrático y cívico. La buena política o la política buena siempre tienen que incorporar el archivo de un alto canon ético.
El ágora y la democracia es un legado de la cuna de de nuestra civilización: Grecia. Esta claro que sus políticos no siguieron las enseñanzas de sus grandes filósofos. Grecia es en la actualidad, la cuna de la corrupción y de la mentira. El bien común siempre prevalece sobre el interés particular. Siempre hay que rendir cuentas a los ciudadanos. Ética y estética. No solo hay que ser honrado sino parecerlo.
Uno de los hechos que más cabrea y aleja a los ciudadanos de los políticos es la corrupción, la respuesta ante ella y el incumplimiento de sus promesas. Se atribuye a Tierno Galván en un ejercicio de cinismo mayúsculo la sentencia de que “las promesas solo comprometen a los que se las creen”. Bien todos recordamos los renuncios de todo el espectro político. Ahí van algunos: “de entrada OTAN no”, “crearemos 800.000 puestos de trabajo”, “la crisis no existe”, “ya hay brotes verdes en nuestra economía”, “nunca subiremos los impuestos”, “no haremos Son Espases”, etc…….
Bien el tiempo fue implacable. Del dicho al hecho hay un gran trecho. Y para mas inri optaron por justificarse y no pedir disculpas. En la caquexia preelectoral a los políticos se les calienta la boca y sueltan bobo-baladas y tal sarta de gilipolleces que aburren a los culebrones. La masa, afines incondicionales, no escucha nada. Solo les aplauden: “son los míos”. Son los hooligans con nula conciencia crítica. Solo queremos que ganen aunque lo hayan hecho rematadamente mal. Es el rebaño adocenado y asilvestrado. No son ciudadanos vigilantes o guardianes. Nunca pasan del voto al veto.
Y eso, los políticos que okupan el espacio político lo saben. Todos sabemos que el escenario político futuro se va a configurar según pactos y alianzas. Es esta reflexión sobre la que tiene que fundamentarse nuestro voto. Una forma de gestionar la incertidumbre con prudencia es no añadir leña al fuego, es decir no complicarnos la vida y no generarnos mas estrés.
Desconfíen de las enmiendas a la totalidad así como de los gobiernos de personalidad múltiple donde el poder esta deslocalizado, donde no hay unidad de acción y donde el chantaje político se ejerce de forma perversa. En la vida es clave para el bienestar renunciar a la compulsión de repetición.
Nosotros ya padecimos un autodenominado Pacto de Progreso. No hay psicoterapia para un Gobierno de personalidad múltiple en acción. Su máximo objetivo es permanecer y conservar el poder. Escenifican el enfado y confrontaciones pero la sangre nunca llega al rio. La adicción al poder no tiene cura y el espacio social es muy inhóspito. Hace mucho frío fuera. Se tragan sapos y culebras. Pero nunca hay crisis de gobierno. No hay ideologías, hay ansia de poder. Ni siquiera la corrupción galopante tambaleó ni hizo caer al Govern de Personalidad Múltiple.
Aquí ya hemos vivido esa experiencia y así nos fue. El tratamiento es preventivo. Es decir evitar los factores de riesgo. Bien no son amnésicos ni tienen Alzheimer. Luego no ejerzan como tales. Su memoria es su aliada.
El Govern ha tenido errores en la gestión de ciertos conflictos internos y en otras áreas (en sanidad la exclusión de los inmigrantes) pero también ha tenido aciertos. Y uno de ellos ha sido tomar decisiones para la sostenibilidad y ganar credibilidad financiera. Ha sabido ser buen pagador aunque haya dejado deudas, que solo se resolverán cuando tengamos la financiación que necesitamos y que nos merecemos.
Hay que hacerse una pregunta y a la vez contestársela, sin hacer trampas: ¿Como hubiera gestionado la crisis estos cuatro años un Gobierno de Personalidad Múltiple?
¿No hubiera subido los impuestos? ¿Donde habría recortado?¿ Que peaje hubiéramos tenido que pagar la clase media? ¿Hubiera dado la carrera profesional a los profesionales?
Un alto preboste del Psib pidió al Ib Salut las nominas del colectivo medico de la sanidad publica. Al ver lo que cobraban se escandalizo y proclamo con voz engolada “a los médicos no les ha afectado la crisis, no les deis la carrera profesional”. Toma solidaridad y jeta. Seguramente desconoce que en carrera profesional desde el 2010 los médicos hemos dejado de cobrar 27 millones de euros.
Hablar de derechos no basta, luego hay que garantizar la accesibilidad y operativizarlos. Uno no es lo que dice que hace y quien dice que es , es lo que hace. Los hechos y el tiempo son unos magníficos jueces. Y no digamos de ética. Ahí el cinismo es imperante. La postura no puede ser más perversa: ven la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en la propia.
La realidad es muy dura y muchas veces nos obliga a tomar decisiones con daños colaterales. Bien pues eso es gobernar responsablemente. No es lanzar eslóganes ni mantras estúpidos. No es prometer la tierra prometida. No es mentir. La impostura no resuelve lo que uno no es. Hay partidos que padecen, y no han gobernado todavía, de revictimizacion y quejorrea.
Tratan a los ciudadanos como ilusos y como tontos. Somos los ciudadanos los que con coraje y sufrimiento los que estamos saliendo de la crisis. A pesar de los políticos.. Solo queremos que no nos amarguen ni nos jodan la vida. Y que sean honrados. Y que no repitan los que gestionaron la res publica con despilfarro.
Algunos de ellos solo quieren volver a ocupar poltronas políticas, pues ya habían estado antes y añoran la dopamina del poder. Son viejos perros con collares nuevos. Bien nunca hay que perder la esperanza.
Ah y recuerden: aun, aquí y ahora que ni estamos en derrota y mucho menos en doma. Abstenerse por favor políticos reciclados.No queremos ni necesitamos salvadores, ni flautistas de Hamelin , ni pseudomesías ni pseudolíderes.



