A Antich le susurró un asesor áulico a primeros de año que los hoteleros entrarían en campaña dos meses antes del 22 de mayo. Incluso llegó a comentarle que no se fiara siquiera de los dos empresarios con los que con cierta frecuencia desayunaba en el Consolat. Nada más lejos de la realidad: otro despropósito de los varios que ha cometido en esta legislatura este experto de la nadería. Los hoteleros, ni están en campaña ni se les espera. El vendedor de humo que ha tenido al lado el president en estos cuatro años le dio varios nombres de empresarios y ejecutivos que se implicarían en el fragor de la batalla por las urnas. En concreto le habló de un directivo que dejó no hace mucho un alto cargo y al que considera como el más sibilino y muñidor de todos ellos. A dos semanas de las elecciones, los hoteleros y los empresarios y presidentes de asociaciones turísticas no han abierto la boca: ni han mostrado su apoyo a partido alguno ni se han decantado por el PP, como temía el asesor. Otra cosa es que no voten a los socialistas y a una izquierda que ha vuelto a poner de manifiesto con el nuevo Pacto su incapacidad como gestores. La prensa adicta y de conveniencia se dejó llevar a principios de año del rumor lanzado en ferias y foros por el consejero antichiano, que puso en marcha el ventilador de la mugre al más puro estilo Fouché. El tiempo ha demostrado que sólo se trataba de una de las muchas ocurrencias calenturientas y peregrinas de un personaje cambiante y con un tremendo desorden mental. Pero hay ciertos periodistas de izquierdas, tanto en DM como en UH, que siguen viendo al hotelero como un enemigo de los proyectos de la progresía y como maquinadores de estrategias contra el Govern, el Consell y Cort. Los datos objetivos dicen que no es así, pero no hay quien los baje del jumento. O sea, del burro en el que están subidos. Y del bulo en el que están instalados. La izquierda sociológica y la mediática conocen muy poco a los hoteleros. Estos empresarios sólo dan la cara en público cuando se toman medidas como la ecotasa. Es decir, cuando le afecta a su bolsillo. Son en general excesivamente individualistas y sólo actúan apiñados en casos como por el impuesto orquestado del entonces conseller y hoy secretario general de Turismo. Eso sí, cuando reaccionan lo hacen con todo el poder que atesoran. Pero son tan manfutistas como pánfilos mientras nadie les haga cosquillas, tal como han demostrado en estos últimos cuatro años. ¿O alguien ha escuchado alguna voz disonante de los grandes y de las asociaciones ? Y ello a pesar de las promesas incumplidas, como el cambio de uso de los hoteles. Siguen desunidos aquí y fuera de las Islas. El único que los aunó fue el primer presidente de la Federación, Miguel Codolá. A este singular personaje lo respetaban hasta los mismísimos Escarrer y Fluxá. Eran los tiempos en los que Codolá le dijo a Gabriel Cañellas que pusiera a Cladera de conseller de Turismo y a Forteza-Rey y a Ballester de tenientes de alcaldes en Cort. Hace 30 años la patronal era uno de los poderes fácticos de esta tierra. Cañellas, Serra, Codolá y Galmés eran los que mandaban en Baleares. El interés de Codolá era bien distinto al de los otros tres: sólo perseguía la defensa del mundo empresarial y nunca aspiró a otro rédito. Con su gran personalidad y su enorme simpatía, hacía y deshacía en el mundo de la política y de la banca. Desde entonces, y con la salvedad del periodo del primer Pacto, los hoteleros han estado a verlas venir en materia política. Incluso durante la destacada etapa de Aurelio Vázquez al frente de la Agrupación de Cadenas: Vázquez también es una persona de carácter, pero no hay que olvidar que estando en Cadenas no era dueño de su empresa y que no tenía el don y el arte de Miguel Codolá. Aquella primeriza patronal hizo frente a los sindicatos y ganó una huelga general de hostelería. Eran otros tiempos, recién iniciada la Democracia, y otras personas las que estaban en la cúpula y en el staff. Ni la situación de hoy es la misma ni Marilén Pol ni Marga Ramis ni sus antecesores son del estilo de Codolá. Tampoco los grandes tienen la edad de hace dos legislaturas. Ningún hotelero ha movido un dedo en contra de la izquierda en estas elecciones, ni han bajado a las cocinas para pedir el voto al PP como hicieron hace 8 años. Tampoco han hecho campaña en contra del desastroso presidente que nos ha gobernado. Están quietos y callados. Y así hasta después del 22 de mayo. Además, la temporada viene bien...
