La circunstancia nominal más llamativa de la barriada de la Plaça dels Patins es que dicha plaza no se llama realmente así, sino Bisbe Berenguer de Palou, en honor a este combativo prelado catalán medieval que, entre otras actuaciones, colaboró con el rey Jaume I y sus tropas en la toma de Palma el 31 de diciembre de 1229.
Cuando uno se adentra hoy en esta plaza, lo primero que divisa es, efectivamente, la antigua pista del Espanya Hoquei Club. Pero no siempre fue así, pues lo primero que divisaban allí nuestros abuelos o nuestros bisabuelos hace más o menos un siglo era otra cosa, en concreto, la antigua Plaza de Toros de Palma, que había abierto sus puertas en 1865 y que sería demolida en 1931. Previamente, en 1929, se había inaugurado el nuevo Coliseo Balear en su actual emplazamiento, la avenida Gaspar Bennàzar Arquitecte.
Uno de los principales impulsores del mencionado club de hockey fue Mateu Martorell Marquès, quien desde hace medio siglo es también el propietario del Bar España —o Can Vinagre—, en la calle Oms. "Mi padre se hizo cargo de este establecimiento en 1929, pero el local llevaba ya varias décadas abierto", rememora Martorell, quien a su vez tomó las riendas de este negocio en 1973. Nuestro interlocutor tiene hoy 85 años, pero continúa aún en activo.
TRIUNFOS DEPORTIVOS
"En 1971, varios vecinos aficionados al deporte decidimos montar el Espanya Hoquei Club, en principio sólo para los niños de la barriada, sin sospechar que, con el tiempo, incluso llegaríamos a estar a las puertas de jugar en Primera División", explica Martorell seguidamente, especificando que lleva ya cuatro décadas como presidente de esta reconocida entidad.


El citado club se reconvirtió deportivamente a mediados de los años noventa, centrándose ya sólo en el novedoso hockey en línea. A partir de entonces, alcanzó sus mayores éxitos precisamente con esta modalidad. "Ganamos varias ligas y copas del Rey, y hemos sido dos veces subcampeones de Europa", prosigue Martorell. En la actualidad, el equipo juega en el Velòdrom Illes Balears o en el Poliesportiu Joan Seguí de Son Rapinya.
El Bar España está lleno de clientes en esta soleada mañana de mayo en que charlamos amigablemente con su propietario. "Los clientes habituales que tengo ahora son muy diferentes a los que tenía años atrás, pues hoy son sobre todo oficinistas y funcionarios", indica Martorell. "Entre las diez y media y las doce del mediodía el bar está siempre lleno", confiesa. Y así ocurre también hoy, efectivamente.
HISTORIA VIVA
Un libro esencial para entender la historia de toda la zona es El carrer dels Oms. De tallers de manufactura a comerciants, escrito por el historiador Xavier Terrasa García. Tal como se recuerda en la introducción de este volumen, a partir del segundo tercio del siglo XX "aniran entrant d'una manera gradual activitats més relacionades amb el sector terciari i més concretament de l'àmbit comercial". La consolidación de la calle Oms como una de las más importantes vías comerciales del casco antiguo tendría ya lugar en la segunda mitad de la pasada centuria.

En aquellas fechas, los coches y las motos aún circulaban por esta vía, que era utilizada sobre todo para pasar de la calle Sant Miquel a La Rambla. Todo cambiaría a partir de 1989, cuando el entonces alcalde de Palma, el socialista Ramón Aguiló, planteó la peatonalización de la calle. Terrasa rememora en su libro que dicha propuesta fue debatida a fondo por los afectados y finalmente aprobada por la Associació de Comerciants en febrero de 1990, si bien por un margen muy estrecho, con 31 votos a favor, 23 en contra y dos abstenciones.

El siguiente paso fue el inicio de las obras de peatonalización, que durarían varios meses. Por último, en diciembre de 1991, el nuevo alcalde de la ciudad, el popular Joan Fageda, inauguró la nueva configuración de la calle Oms como vía ya completamente peatonal, una transformación "no exempta de polèmica al seu moment", que generó "un intens debat entre comerciants i veïnats a favor y en contra del canvi".
MOMENTO PRESENTE
Un testigo privilegiado de la evolución de la calle Oms ha sido el propietario de la Joyería Relojería Suiza, Francisco Miró. "Esta tienda fue fundada por mi padre en 1964 y yo la regento desde 2021, si bien llevo ya treinta y tres años trabajando aquí", señala. Asimismo, comenta que "el flujo de gente en esta calle es hoy mucho mejor que hace por ejemplo diez años y, al mismo tiempo, es igualmente cierto que el barrio es muy tranquilo".

El sector de la joyería es, por otra parte, uno de los que quizás más ha cambiado a nivel general desde hace ya algún tiempo, tanto por lo que se refiere a la tipología del cliente como por lo que respecta a los objetos que dicho cliente compra. Por ello, uno ha de conocer "muy bien" el negocio.
Además, muchas personas dedican hoy una parte importante de sus presupuestos familiares a las nuevas tecnologías o a los viajes a destinos exóticos, en lugar de a otras cosas, algo que no ocurría con anterioridad. "Para que una joyería funcione, has de tener una trayectoria profesional y también una trayectoria financiera, porque la rentabilidad que tiene una joyería es muy lenta", sintetiza Miró, apostillando que, de hecho, "muchas joyerías de toda la vida están cerrando".

NEGOCIOS VETERANOS
Otro negocio veterano es, sin duda, Llibres Colom —antes Esago—, que abrió sus puertas en 1965 en la Plaça dels Patins. Su actual propietaria es Marian Colom, quien se pronuncia sobre el tópico de que los jóvenes de ahora no leen. "Es un lugar común, porque hoy hay un segmento de lectores adolescentes, sobre todo chicas, que leen muchísimo, en especial novelas románticas y de fantasía", afirma con convicción.


Junto a la dueña de esta librería se encuentra Joana Negre, que lleva tres décadas trabajando como dependienta en la misma. Colom nos confirma que los dos locales más antiguos de dicha plaza son ahora el Celler de Sa Premsa y su propio establecimiento. "Esta plaza ha ido cambiando mucho físicamente, pues ahora mismo hay muchos bares que antes no estaban", resume.
En la calle Oms se mantienen, en cambio, varios negocios antiguos más, como la Droguería Olmos, inaugurada en 1954. Su dueño desde hace un lustro es Antoni Campomar Vera, que forma parte de la tercera generación. "Mi abuelo fundó la droguería, después continuó mi padre y ahora sigo yo", corrobora.


CAMBIOS RELEVANTES
Campomar tiene 37 años de edad y lleva ya casi veinte trabajando en esta tienda. "Por desgracia, el pequeño comercio está sufriendo hoy mucho, en parte porque hay muchas grandes superficies en Mallorca y en parte porque la venta por Internet está haciendo mucho daño", denuncia a continuación, para añadir: "Pero por suerte, nosotros tenemos una clientela muy fiel desde hace muchos años".
Le escucha con suma atención el coordinador municipal de la barriada de la Plaça del Patins, Manuel Navarro, quien, a su vez, da a conocer a este digital las actuaciones más recientes llevadas a cabo en la zona por el actual equipo de gobierno de Cort, que preside el popular Jaime Martínez.
Así, Navarro destaca la instalación de una pérgola en la zona ajardinada de la misma plaza, cuya creación "era una reivindicación histórica de los vecinos, que pedían un espacio en el que poder protegerse del sol". En esta plaza "también se ha cambiado por completo la iluminación y ahora todas las farolas son LED". Por último, está igualmente previsto "un nuevo pavimento en la zona central", que posiblemente se instale ya el próximo año.


En este enclave se encuentra también, desde 2006, la sede de la Fiscalía de Baleares, en el inmueble en donde antes se ubicaba el antiguo edificio de la ONCE. Además, si uno anda apenas cien metros, se topa asimismo con los Juzgados, por lo que bien podría decirse que quienes intentan impartir Justicia cada día en Palma y fuera de ella pueden hacerlo perfectamente sin casi tener que salir de este barrio.







4 respuestas
Buen reportaje de mi barrio, pero se ha dejado de lado uno de los edificios mas emblemáticos. y que están dejando morir poco a poco. Lleva mas de 20 años cerrado y ningún consistorio de los que han pasado durante este tiempo ha sido capaz de arreglarlo y abrirlo al vecindario.Este edificio es el de Sanidad que tiene ,eso si, un jardín que cuidan pero no puede aprovechar nadie.
totalment d’acord
si no fuera por las bicicletas y patinetes que no respetan nada ni a nadie, sería un gusto caminar por calle Olmos. en plaza España se bajan de la bici i patinete, pero 100 mts adelante se suben y bajan volados a todas horas.
la policia debería poner multas más grandes a los patinetes y bicicletas que circulan por encima de las aceras.sin respectar a los peatones desde dia 15 de mayo entro en vigor la nueva normativa que muy pocos respetan deberían de informar a las bicis que alquila el ayuntamiento de la nueva normativa que ni casco ni seguro al no ser que se le pague al ayuntamiento.
a la policia municipal ni esta ni se les espera al menos por la calle francesc suau esquina abuyaya te envisten sin mirar tanto patinetes como bicicletas por la acera