Semana de Via Crucis para el Govern de Francina Armengol. Da la sensación de que cada día que pasa, este Govern se hace más pequeño. Más pequeño o más débil. Todo, a partir de las informaciones del 'caso contratos' que, además de provocar un choque entre PSIB y Més ha hecho aflorar la guerra hasta ahora soterrada entre Més y Podem. Una guerra conocida desde hace tiempo y que se libra entre ambas formaciones por hacerse con un espacio político en las islas de cara a las elecciones municipales y autonómicas de 2019. Y eso que ambas formaciones comparecieron juntas en las elecciones al Congreso de los Diputados. Ahora es impensable que eso vuelva a producirse.
Y ahí tienen a la muchachada de Podem. Ese es el socio que tienen Més y PSIB para gobernar. Una formación que, además de no querer mojarse desde el principio optando por quedar fuera del Govern, a la que éste anda metido en problemas va y saca el cuchillo contra Barceló en lugar de dar un paso al frente en fravor de la estabilidad.
Podem decidirá mañana si retira el apoyo al Govern visto que Biel Barceló no dimite. Pueden apostar tranquilos a que eso no sucederá. Hay demasiada imagen y postureo en juego como para hacerlo saltar todo por los aires. Eso sí, ponerlo todo patas arriba sí empieza a ser una costumbre. Patas arriba sí pero estallido no. Todo sea por el rédito político y las portadas de los periódicos.
Esto de los tripartitos empieza a parecer algo pasado de moda o por lo menos algo muy poco operativo. Fíjense si no en el tiempo que llevan los tres partidos enfrascados en salir airosos del 'caso contratos' en lugar de gobernar con eficacia.
Mañana veremos. Estrenaremos otra semana de parálisis.
