El nuevo patrullero oceánico Duque de Ahumada, que este domingo abrió sus cubiertas al público, representa un salto cualitativo en las capacidades marítimas de la Guardia Civil.
Con sus 85 metros de eslora, 14 de manga y más de 2.500 toneladas de desplazamiento, el buque incorpora tecnología de última generación para misiones de vigilancia, rescate, interdicción de tráfico ilícito y protección del medio marino.
Es, sin duda, un orgullo para el instituto armado y un símbolo de la modernización de un servicio que, día tras día, patrulla nuestras aguas para garantizar la seguridad y la soberanía marítima.
Sin embargo, el despliegue operativo actual de la flota oceánica plantea un evidente desequilibrio territorial. De los tres grandes buques con los que cuenta el Servicio Marítimo de la Guardia Civil —el Río Segura, el Río Tajo y el recién incorporado Duque de Ahumada—, dos tienen su base en Canarias y uno en Cádiz. Ninguno en Baleares.
Baleares requiere, por razones estratégicas y operativas, una base de patrullero oceánico propio
Un archipiélago con más de 1.400 kilómetros de costa, un intenso tráfico marítimo comercial y turístico, y una presión creciente derivada de la inmigración irregular por vía marítima, no puede depender únicamente de patrulleras medias y embarcaciones costeras.
La llegada del Duque de Ahumada ha permitido visibilizar ante la ciudadanía la excelencia técnica y humana del Servicio Marítimo. Pero también ha puesto sobre la mesa la necesidad de reforzar su presencia permanente en el archipiélago. Baleares requiere, por razones estratégicas y operativas, una base de patrullero oceánico propio: un buque con autonomía suficiente para operar durante semanas lejos de puerto, cubrir amplias zonas de búsqueda y respuesta, y cooperar de manera eficaz con Salvamento Marítimo, Frontex y las marinas europeas.
El Mediterráneo occidental es una frontera viva, compleja y en constante cambio. No basta con exhibir modernidad; hay que traducirla en presencia. Dotar a Baleares de un patrullero oceánico permanente no sería un privilegio, sino una inversión imprescindible en seguridad nacional.
