He leído, con preocupación, un extracto de unas manifestaciones que se atribuyen al ciudadano Monedero en las que anuncia detenciones ordenadas por jueces y guardias civiles que les apoyan en caso de llegar al gobierno de la nación. Desconozco la autenticidad de las manifestaciones pero el mero hecho de que circulen por las redes sociales ya las convierten per se en un hecho preocupante.
A estas alturas les confirmo que me da igual a quien voten los jueces o los guardias civiles pero espero de ellos lo mínimo que se puede esperar: que cumplan su palabra dada mediante promesa o juramento. Que defiendan la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico.
Lo que anuncia el señor Monedero, incluso antes de ganar unas elecciones, es retrotraernos a la Alemania de los años treinta del siglo pasado, en la que los jueces y la policía se aliaron con el estado totalitario y ya saben cómo acabó todo aquello, en una inmensa tragedia.
Los jueces y la policía no pueden estar al servicio de la política y mucho menos de un estado totalitario regido por visionarios. Deben estar al lado del pueblo pero sobre todo al lado de la Ley a la que deben cuidar, proteger e incluso mimar. La Ley es ese acuerdo que nos hemos dado los ciudadanos para regir nuestras vidas.
En estos próximos días espero que el colectivo de jueces reaccione con la misma vehemencia contra las manifestaciones del señor Monedero (de ser ciertas) de como ha reaccionado por las acusaciones efectuadas en Sala contra algunos jueces por un Fiscal. A mi me parece mucho más grave lo del señor Monedero.
Yo, invocando el Sermón de Semana Santa pronunciado por Brecht en 1946, PROTESTO, porque si vienen a detener a comunistas, socialdemócratas sindicalistas, judíos o a mi mismo, quiero, al menos, haber protestado. Que tengan un buen día.
