Ferrovial se va de España tras 71 años creando empleo y riqueza. Y no en pequeñas dosis, precisamente.
El acceso a una financiación más barata en su lugar de destino, Países Bajos, es la principal razón que argumenta Ferrovial. El hecho de que España sea menos atractiva para los inversores institucionales por tener un peor rating crediticio, causado por una elevada deuda respecto al PIB, concretamente del 113%, hace de España un país menos atractivo para empresas con necesidades intensivas de capital.
En Países Bajos, con una deuda del 50% del PIB hay más inversores interesados en financiar proyectos y el acceso a la deuda es más barato. Una cuestión de oferta y demanda.
Pero no, en lugar de hacer autocrítica desde el gobierno, han lanzado los perros contra Ferrovial.
No se paran a pensar si la peor calificación crediticia del país ha tenido algo que ver, no.
También han obviado que el año pasado la recaudación impositiva en España, marcó un récord histórico aprovechando la inflación. No deflactar impuestos en épocas de inflación se considera una subida de impuestos encubierta. Y ya le fue bien al Gobierno de España llenar sus arcas a costa de empresas y particulares que sufrían una carestía de costes, en su día a día. Eso es ser patriota.
Tampoco hace autocrítica el Gobierno ni se ha parado a pensar si los continuos ataques y muestras de desprecio hacia los empresarios de éxito es lo más adecuado.
Los antepenúltimos ataques fueron a los presidentes del Santander y BBVA, calificados de usureros, codiciosos o avariciosos. El penúltimo caso fue el de Juan Roig, presidente de Mercadona, calificado de capitalista despiadado y de llenar sus bolsillos a costa de empobrecer a la población. Atrás quedó la dosis de Amancio Ortega y el rechazo a sus migajas para la compra de máquinas detectoras del cáncer. Hoy insultan a Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, llamándole codicioso o “empresa pirata” a la empresa que dirige. Le acusan de haberse aprovechado del dinero público por los concursos que ha ganado, quiero pensar, de manera transparente, al haber presentado la mejor oferta desde el punto de vista técnico y económico.
Tampoco se para a pensar este Gobierno si el impuesto a las grandes fortunas, bajo el rimbombante nombre de Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas, ha metido presión para que los directivos de las grandes empresas se vean perseguidos. Me río por lo de temporal. También iba a ser temporal la abolición del patrón oro en 1971 o las medidas de escucha activa en las comunicaciones privadas tras el 11S.
No, en lugar de preguntarse por qué se va una de las grandes y de si tienen alguna culpa o algo que podría evitar la huida de otras en el futuro, el Gobierno considera que son ridículos los argumentos aportados por Ferrovial y le califica de antipatriota.
Llegados a este punto hay que considerar qué es ser patriota. Ser patriota es amar la patria. Quien ama algo o a alguien no lo destruye sino más bien al contrario, lo preserva y lo ensalza. Ensalzar es alabar a alguien y resaltar sus cualidades y méritos. Lo contrario es lo que se hace aquí con los que generan riqueza.
Amar a la patria es amar sus activos, como son sus símbolos, quienes la hacen más rica en valores o nos dan mayor reconocimiento internacional. No hay nada más orgulloso para un patriota que los extranjeros muestren admiración por algún símbolo patrio. Por eso, los 14 Roland Garrós de Rafa Nadal o el Campeonato del Mundo de 2010 de la Selección Española de Fútbol o los tres títulos mundiales y tres oros olímpicos de Carolina Marín en badminton engrandecen la patria y hace sentir orgullosos a los patriotas.
¿Y qué mayor riqueza tiene un país que la económica? Las empresas que generan riqueza en España son las más patriotas porque generan riqueza y empleos tanto directos como indirectos e inducidos. Y pagan impuestos que, de no existir, aumentarían aún más en endeudamiento.
Patriotas son los que generan riqueza y antipatriotas los que no preservan o ensalzan a los generadores de riqueza. Aquí no se ensalza. Díganme una empresa que haga sentir orgulloso a los miembros de Podemos, partido en el Gobierno. Solo una. Cuanto más ricos, más villanos.
No imagino al gobierno estadounidense criticando a los directivos de Amazon, Google o Facebook.
Pues de aquellos polvos, estos lodos. Ahora parte de los más de 24 mil empleos de Ferrovial, tributarán y gastarán en comercios de los Países Bajos y gran parte de los 1.569 millones que pagó esa corporación en concepto de impuestos en 2022, se irán a las arcas neerlandesas.
¿Será Ferrovial el primero de una serie de fugas de empresas?
La falta de autocrítica del Gobierno no ayuda a frenar a que otros puedan imitar a Ferrovial.
Señores Ministros, sigan insultando a quienes generan riqueza, que detrás de Ferrovial irán otras compañías hacia otros países deseosos de más recaudación y mayor generación de empleo.