La navidad es una caja de resonancia emocional.Un 30-40% de la población se adapta mal a la navidad. Para ellos la navidad es un test de estrés. No renuncian a nada: lo pasan mal antes,durante y después.
Para muchas personas este malestar se inicia muchas veces en noviembre (el día 1 se reactivan todos los duelos) y conforme se acerca la navidad, va aumentando de forma progresiva y en intensidad. De los cuatro millones de españoles que están siendo tratados de depresión el 17% recaen en navidad.
A muchas personas les gustaría dormirse y despertarse después de reyes. Para ellas la navidad es una pesadilla no es una celebración. Están hartas del espíritu navideño, de las luces, de los anuncios, de los villancicos, de las muñecas de famosa y de ese “vuelva a casa por navidad”. Es decir, hay un porcentaje elevado de españoles que son anoréxicos del espíritu navideño. Los antidepresivos suman el 50% de las ventas de medicinas en Navidad.
El 32% de los jubilados se sienten solos en Navidad, es la solo-edad inhóspita e impuesta aderezada con la indigencia, el maltrato y el abandono. ¿Pero qué vinculo afectivo emocional tienen los navidofobos con estas fechas? ¿Por qué hay personas que no consiguen relativizar estas fiestas? Muchos denuncian la impostura, la sobreactuación y el hiperconsumismo. Los séper, hiper y grandes almacenes, nuevos templos posmodernos, no dan abasto, bueno quizás este año con la desaceleración critica en ebullición, ofertaran menos liturgia consumista. Todo se vende y nosotros elegimos comprarlo.
La magia publicitaria coloniza el alma y la mente colectiva. Las fechas navideñas se convierteen en auténticos ajustes de cuenta entre familiares que se encuentran, se desencuentran y muchas veces practican el encontronazo sádico e invasivo. Los “gigantes y cabezudos del alma”, cual tsunami emocional que arrasa todo nos dominan: la rivalidad, los celos, la envidia y la culpa complican la con-vivencia . Hay epidemia de la solo-edad. El espiritu navideño no existe. No sigamos engañándonos, somo nosotros quienes construimos nuestro espíritu navideño. ¿Cómo va construyendo el suyo?