El Real Decreto –Ley que entro en vigor el pasado 2 de marzo, por el que se exime a las personas físicas del pago de las tasas judiciales en todos los órdenes y todas las instancias, no es sino un ejemplo del abandono en el que se encuentran los autónomos y las pequeñas y medianas empresas de este País.
Pensar que en estos momentos, a un Autónomo o pequeño empresario, le cuesta menos pleitear que a un ciudadano de a pie, supone o bien, no tener ni idea de lo que supone ser autónomo o empresario; o bien, tener una cierta dosis de cinismo suficiente para obviar una realidad preocupante.
Miles de autónomos y PYMES están pendientes, mientras yo escribo este artículo, de que algún deudor les pague alguna factura para poder permitirse llegar a fin de mes, o pagar los sueldos de todos o algunos de sus empleados.
Los autónomos tienen una “salud de hierro” porque no pueden permitirse enfermar. Van a trabajar con todo tipo de enfermedades, lesiones o problemas físicos diversos porque no les queda otra que abrir cada día el “chiringuito” para poder sobrevivir. Los autónomos y empresarios les salen a precio de ganga a la Seguridad Social, y en cambio, cuando se jubilen, van a tener una pensión básica e insuficiente para compensar tanto desvelo.
Cada tienda, cada comercio, cada empresa, delante de las que usted pasa cuando va del supermercado a la farmacia, o de su casa al trabajo, es propiedad de un “valiente” que ha tenido la osadía de alquilar un local, pagar los consumos de agua y luz, pagar la cuota de autónomo, pagar los salarios de algún empleado, pagar a sus proveedores, pagar la decoración, adecuación del local a la actividad…. Sin tener nunca la certeza de recuperar esa inversión, sin tener la certeza de que por esa puerta vaya a entrar algún cliente en todo el día, y si, en cambio, la certeza de tener pagar cada mes todos esos gastos. Eso es jugársela cada día…
Por eso les admiro cuando paso delante de sus portales. Hombres y mujeres de todas las edades y condiciones que, por un motivo u otro, han optado por la soberanía peor pagada, pero soberanía al fin y al cabo.
Soy una de ellos, me solidarizo con ellos y conmino a cuantos sean responsables de un programa electoral, y de su posterior ejecución, que no nos olviden.





