Sarver en retirada

Es difícil creer que Robert Sarver y sus socios no sabían lo que compraban, un club de fútbol en concurso de acreedores y causa de disolución que evitaron mediante la suscripción de una ampliación de capital de algo más de veinte millones de euros. Es igualmente increíble que once meses después de su desembarco pretendan hacernos creer que las pérdidas, más que previsibles, se deben exclusivamente a la nefasta gestión de Utz Claassen, jaleada por cierto por los Tugores, Planas y compañía. Maheta Molango ha tenido más de medio año para revertir la situación y lo máximo que ha conseguido es perder cinco millones en lugar de ocho, déficit al fin y al cabo. Eso si, además de pagar a media docena de embajadores y otros cargos inútiles, ha gastado dinero en una cafetería que no era urgente ni de primera necesidad entre otros dispendios que no tardarán en ver la luz. Los nombres que se mencionan en este primer párrafo son corresponsables y/o cómplices de una degradación del Real Mallorca SAD a la que, además, han contribuido agentes externos de diferentes medios de comunicación en calidad de defensores in situ del desastre en cuestión.

Los accionistas americanos no pagan nada, con perdón. El dinero que compensará las pérdidas sale de la aportación que hicieron al negocio y en consecuencia, es la entidad y no ellos a título particular la que afrontará la obligación legal de restablecer su equilibrio patrimonial. No esperen fichajes en el mercado de invierno. Lo importante en este caso no es el cumplimiento de la ley de sociedades anónimas deportivas, sino el conocimiento exacto de las cifras. Conscientes de que Kohlberg y Nash regresaron a los Estados Unidos dispuestos a no invertir ni un euro más, está por ver hasta dónde baja el valor nominal de sus títulos de propiedad y quién o quiénes acudirán a la nueva e imprescindible ampliación de capital que los tres socios de Phoenix Suns no suscribirán. Tal y como se apunta en determinados foros, sólo un hipotético ascenso a primera división evitaría la hecatombe, puesto que equivale a asegurar un ingreso en torno a los treinta y cinco millones de euros la temporada que viene. Si no se produce el ¿milagro?, el futuro no solamente se presume incierto, sino muy negro. Casi apocalíptico. Depare lo que depare, la pregunta del millón permanece flotando en el viento, como las interrogantes de Bob Dylan, ¿ a qué vino aquí toda esta tropa?.

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