Más allá del mar

Settebello, el barco que rompe barreras entre la vela, el arte y la inclusión

Settebello, el barco que rompe barreras entre la vela, el arte y la inclusión
Foto: J. Fernández Ortega

A bordo del Settebello, en el Club de Vela de Port d’Andratx, Luca Monzani dirige algo más que un equipo de regatas. Dirige un proyecto que une competición, integración social y arte, sin separarlos nunca.

Las aguas del mediterráneo mueven suavemente el casco del Settebello, un barco de regatas repleto de historia. Por su cubierta han pasado innumerables grupos de personas. Una bañera rebosante de colores saluda a mallorcadiario.com con la energía alegre de cada pincelada. Junto a la botavara, dando los últimos retoques a un barco de competición que a la vez es una obra de arte, se encuentra su patrón, Luca Monzani. 

Desde hace ocho temporadas, Monzani lidera este proyecto que, más que un equipo de regatas, es una plataforma en constante movimiento donde conviven “la pasión por la vela, la inclusión de personas con discapacidad y la creación artística” explica.

Barco Mallorcadiario Settebello
Foto: J. Fernández Ortega

Subirse a bordo no es solo prepararse para competir. Es entrar en un universo donde la tripulación es una familia y donde el viento, el oleaje y los colores hablan de otra manera.

UNA HISTORIA QUE VUELVE A NAVEGAR

El Settebello estuvo una década fuera del circuito. Había caído en el olvido tras una etapa gloriosa, pero el armador alemán Hans-Peter Woelfert lo rescató para devolverlo a su hábitat natural, al agua. Quería cerrar su trayectoria deportiva con un último gran proyecto. El barco y él compartían algo: una pausa larga, un deseo de regresar.

"He navegado con gente que apenas tenía experiencia y que aquí se ha hecho regatista"

Ahí entró Monzani. Tomó las riendas del barco con el objetivo de reflotar no solo la embarcación, sino también el espíritu competitivo que aún albergaba. Reunió a un grupo de amigos con ganas de aprender y, poco a poco, formó una tripulación amateur, veterana y comprometida. "He navegado con gente que apenas tenía experiencia y que aquí se ha hecho regatista", dice, con la convicción de quien ha visto evolucionar a los suyos.

UN NOMBRE CON HISTORIA… Y CON ARTE 

Barco Mallorcadiario Sette Bello
Foto: J. Fernández Ortega

El nombre del barco no es casual. “Settebello” significa “siete bello” en italiano, pero también es una referencia múltiple. Es el nombre del legendario equipo italiano de waterpolo, de un tren de alta velocidad de la posguerra. Pero sobre todo es una declaración estética: el número de vela es ESP-7777, cuatro sietes que son, para Monzani, “pura belleza”.

“Es una obra efímera, viva, que cambia con el viento, con el mar, con cada maniobra”

La estética, de hecho, no es algo accesorio en este proyecto. Monzani es pintor de profesión, y la cubierta del Settebello se ha convertido también en un soporte artístico. No es una metáfora, está literalmente pintada por él. La obra más reciente, “Héroes”, se presentó navegando en la pasada edición de la Copa del Rey. “Es una obra efímera, viva, que cambia con el viento, con el mar, con cada maniobra”, explica. Una performance flotante.

UN BARCO QUE INTEGRA SIN ADAPTAR

En el Settebello también navegan regatistas con discapacidad. No lo hacen en barcos adaptados, todavía no existen barcos de este tamaño y de esa especialidad. Tampoco ni en condiciones atenuadas. Pero sí realizando una tarea adaptada a sus posibilidades. Navegan en igualdad, con las dificultades que eso conlleva. Monzani lo resume asegurando que el Settebello “nos iguala y hermana a todos”. 

"El Settebello nos iguala y hermana a todos"

Settebello: XLVI Trofeo de las Fuerzas Armadas
Settebello: XLVI Trofeo de las Fuerzas Armadas

Personas en silla de ruedas, con movilidad reducida o con distintos grados de discapacidad han subido a bordo. “Navegan como uno más”, asegura. A veces sufren. A veces se les hace duro. Pero siempre vuelven con una sonrisa. Porque lo que se llevan es libertad, normalidad, pertenencia y una familia. “Nos une la pasión por el mar. Son regatistas con mucha experiencia, con campeonatos a sus espaldas y tienen un nivel de conocimiento con el que pueden resolver una regata”.

Algunos de estos regatistas incluso han competido con el equipo en regatas como la Copa del Rey, rotando por turnos y ganándose el puesto con esfuerzo. “Para ellos es un premio, pero también para nosotros. Su esfuerzo y trabajo refuerza al grupo y lo eleva”, dice Monzani.

UNA TRIPULACIÓN QUE SE CUIDA Y SE FORMA

En cubierta hay abogados, jardineros, arquitectos, contables. Hay jóvenes regatistas del club que han pasado del Optimist al crucero, y también veteranos con años de mar. Es un grupo heterogéneo que funciona como un engranaje afinado. “Nos vemos más aquí que fuera del barco, pero cuando estamos a bordo, todo se aplana. No hay jerarquías. Hay roles. Hay hermanamiento”.

Barco Mallorcadiario Sette Bello

Esa mezcla ha convertido al Settebello en un escalón natural entre la vela ligera y el crucero, una especie de eslabón pedagógico que permite a los más jóvenes adquirir experiencia real en alta competición. De hecho, en ediciones anteriores de la Copa del Rey han contado con un táctico de solo 17 años. “Y esta temporada, una niña de 13, regatista de Optimist, también se sumará a bordo” señala el pintor y patrón.

NAVEGAR COMO ACTO DE CREACIÓN 

En todo este engranaje hay una dimensión artística que atraviesa el proyecto. Monzani no se limita a pintar el barco. Convierte cada travesía en un gesto creativo, cada regata en una performance. “Para mí, pintar y navegar no son cosas separadas. Mi pasión es la vela. Mi oficio es la pintura. Y cuanto más las junto, mejor me salen las cosas”.

Su obra “La Gran Estela”, conmemorativa del V Centenario de la primera vuelta al mundo, fue el primer gran hito del barco como soporte artístico. Luego vino “Héroes”, y ahora se prepara una exposición más tradicional con piezas inspiradas en ese trabajo efímero. Todo parte del mismo lugar, la cubierta, el mar, el viento.

“Cada uno aporta lo que puede. Los resultados llegan solos si haces las cosas bien”

Para Monzani, competir no es solo ganar. Es navegar bien. “No soporto navegar mal. Para eso me quedo en casa”, dice con sinceridad. Por eso la Copa del Rey representa algo más que visibilidad. Es una prueba de fuego donde el equipo crece, se exige y se transforma. “Es casi supervivencia. Pero después de la Copa del Rey, somos mejores. Y eso no tiene precio”.

A bordo del Settebello, en el Club de Vela de Port d’Andratx
Foto: J. Fernández Ortega

Al final Monzani sabe que su barco tiene un límite técnico —casi 30 años pesan— y que los podios son complicados para esta nave. Pero también sabe que su proyecto no lo marca el material, sino la energía humana que lo impulsa. “Cada uno aporta lo que puede. Los resultados llegan solos si haces las cosas bien”.

Llega el fin de esta travesía. Es el momento de cruzar la pasarela y alejarse poco a poco del pantalán. Un último vistazo al Settebello transmite esa idea de que no se está solo frente a un simple barco de regatas. Es un laboratorio de convivencia, una escuela de vela, una plataforma de arte y un espacio de transformación. Monzani, sin quererlo, ha convertido lo excepcional en cotidiano. Y aunque no lo diga con grandilocuencia, lo que pasa a bordo de este barco no pasa en ningún otro. Ahí radica su fuerza y su valor excepcional.

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Foto: J. Fernández Ortega
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