Sí a las terrazas en los interiores

Una vez resuelto, por la clásica vía del referéndum, el contencioso planteado sobre la permanencia de terrazas en la superficie del Paseo des Born, en Palma, me permito dar mi humilde opinión al respecto. El momento escogido para ofrecer mi punto de vista es importante ya que actualmente mis ideas no pueden influir en la decisión popular y, de este modo, un servidor se explica libremente, sin temor a que le echen los trastos a la cabeza; porqué, por lo que parece, sólo he conseguido ver actitudes favorables al asentamiento de esta clase de bares exteriores y prácticamente ninguna en contra.

Desde mi más tierna infancia, siempre he creído a pies juntillas, que los paseos son para pasear. A partir de esta sencilla premisa, ya se pueden ustedes imaginar mi personal apreciación sobre el tema que nos ocupa. En el caso concreto del Paseo des Born, se trata de un boulevard por excelencia. El Born es más que un paseo: es un lugar para estar. Es, como muy bien dijo el escritor José Pla, un salón. Y un salón urbano es un enclave idóneo para pasear tranquilamente, sentarse en sus bancos de piedra laterales contemplando la arboleda frondosa que adorna sus alturas, darse a la bonita actividad del chismorreo absoluto, vagar y dejar pasar las horas sin más.

Me parece evidente que este sano ejercicio que describo queda totalmente agrietado en el momento en que se instalan, en la mitad del salón, cantidades de velatorios, sillas, lonas y sombrillas enormes, gases calefactores, barras con botellones y cubiertos, etc. Todo este material no consigue nada más que ensuciar el entorno urbanístico, impecable, y entorpecer gravemente la pasiva circulación del viandante pausado. Sobre esto, desde mi punto de vista, no debería haber discusión posible. Me parece horrible y deprimente ver a decenas de personas sentadas en medio de este campo civil que tendría que ser sagrado, como un monumento al espacio natural dentro de una aglomeración ciudadana; gente bebiendo mejunjes horripilantes, riéndose estrepitosamente, tosiendo en voz alta e impidiendo claramente el paso a los paseantes, los auténticos propietarios del Born.

El argumento que esgrimo me basta bara saber que tengo toda la razón. Es un crimen destrozar la belleza indiscutible del Paseo des Born ensuciando su limpieza espacial, maltratando al pobre paseador y empeorando su estado natural. Los bares deben permanecer en interiores, sea con cortinillas que aislen convenientemente al consumidor (como en Holanda) o bien a escaparate abierto para permitir la relación entre clientes y paseantes; siempre con madera y cristal de separación.

Cuando los míos gobiernen, desatarán las iras populares contra la instalación de terrazas y forzarán a los posibles infractores de la norma a multas millonarias y crueles, para ejemplo de malfactores ruïnes. Sea.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias