Hoy la mente, y también el cuerpo, me piden escribir sobre cosas importantes; es tal asco que siento por las intervenciones de nuestros políticos nacionales este último fin de semana que me veo en la necesidad de escribir sobre lo que de verdad importa. Principios, esfuerzo, constancia, resiliencia y méritos.
No voy a contarles una historia a modo de cuento y no voy a citar a ningún autor, todo lo que viene a continuación es de cosecha propia inspirado en Úrsula.
Pero ¿Quién es Úrsula? Úrsula Pueyo Marimón es una mallorquina, palmesana concretamente, que en su adolescencia tenía un montón de ilusiones y proyectos para su vida adulta. En esa edad en la que aparecen los primeros amores, las primeras salidas nocturnas con la pandilla de amigos a ella le cambió la vida, se le truncó y alejó de esos proyectos e ilusiones. Un accidente de tráfico le amputó una pierna. Todo parecía perdido.
Úrsula encontró dentro de sí y en su gente los apoyos necesarios para salir adelante. Consagró su vida al deporte paralímpico, a su formación humana y académica. Ha sido olímpica dos veces en JJOO de invierno en representación de España y ha estado otras veces en el top 5 de campeonatos del Mundo de Windsurf. En dos deportes tan diferentes ha alcanzado la cima.
No es una desconocida en nuestro pequeño país pues el Govern Balear la distinguió con una mención al Premio Ramón Llull en 2011 por haber sido miembro del equipo olímpico español, en dos ocasiones ha sido reconocida como la mejor deportista de Baleares, Esporlas le concedido su medalla de oro y además ha puesto a una calle su nombre, la emisora Onda Cero en 2023 la distinguió a los valores y el deporte.
Los reconocimientos y los premios son, sin duda emocionantes, y un estímulo para un deportista con ese nivel de esfuerzo y superación, con el añadido extra de la dificultad; pero de esos premios y distinciones, si no van pensionados, no se preparan temporadas deportivas. Las temporadas se preparan con material, entrenadores y viajes, y eso cuesta dinero, mucho. La gloria es efímera pero no debe ser reconocida solo con condecoraciones y otras cosas sino con ayudas reales que, naturalmente, deben ser justificadas.
Las autoridades, sin distinción, hacen mención a la integración social de las personas con alguna minusvalía y a buen seguro que lo hacen, que trabajan y gastan recursos públicos en esa loable acción. Pero a Úrsula después de las distinciones y una vez apagadas las luces de los teatros y haber cesado los aplausos la han dejado sola, tirada, hasta el punto de que muchos, incluso, la habrán olvidado.
Personalmente me rebelo contra ese olvido; el viernes y sábado pasado se celebraron dos macro conciertos para conmemorar la Patrona de la Salud, y está muy bien que se hagan pues una parte de la ciudadanía lo reclama. Fueron un éxito de asistencia aunque personalmente pienso que poco tiene que ver la Mare de Déu de la Salut con conciertos de DJs. Estamos como hace dos mil años. Pan y circo.
Hoy en día encumbramos a cualquier idiota que se denomina influencer y que muchas veces habla de cosas sobre las que no tiene ni idea y tributa por los réditos que le dan su parloteo en un paraíso fiscal el pastizal que gana y, encima, le siguen millones de personas. Creo que millones de personas no pueden ser idiotas por seguir a un gurú de la nada y en consecuencia estar equivocadas.
Acepto que no pueden estar equivocados pero yo prefiero seguir a Úrsula pues representa el valor del esfuerzo, de la constancia, de aceptación de sus limitaciones pero no por eso se ha quedado parada lamiéndose las heridas.
Las personas como yo, que alguna enfermedad he tenido y que tengo las cicatrices propias de mi edad, nos sentimos las personas más desgraciadas, el ombligo del mundo desde la falsa creencia que el mundo gira alrededor de nosotros cuando la realidad obvia es que mucha gente tiene enfermedades y problemas serios. Que equivocados estamos, pero Úrsula no es así, ella ha aceptado su problema y ha luchado lo indecible para triunfar en lo suyo, esquí alpino y windsurf.
Casi para terminar solo me queda pedir a nuestros políticos, y también a las empresas, asociaciones y patronales, que hagan un examen de conciencia y valoren si apoyar a Úrsula para que acuda a unos nuevos JJOO de invierno no es una necesidad para con una de los nuestros. Al resto de ciudadanos les recuerdo que Úrsula podríamos ser cualquiera de nosotros y su campaña olímpica merece nuestra colaboración. Yo creo que sí y que debemos empezar a tener ídolos reales y no aquellos que lo único que pretenden desde su ignorancia y mediocridad es crear adictos a su canal y naturalmente pasar por caja.
Demos, pues, como sociedad madura que somos y con recursos públicos y privados el patrocinio que Úrsula merece y que pueda participar en representación de España en unos JJOO, se lo debemos y nos lo debemos, somos un pequeño país solidario.





