Han pasado diez años desde su inauguración. Son Espases es reconocido, por todos los que tienen la oportunidad de compararlo con las iniciativas que se llevan a cabo en sus respectivas comunidades, como un centro del máximo nivel, sin equivalentes en todo el territorio nacional.
La construcción de un nuevo centro hospitalario nace de la propuesta electoral del PP para las elecciones autonómicas de mayo de 2003 y se empezó a construir en 2006.
La propuesta de impulsar un nuevo hospital de referencia, moderno, amplio, con amplias posibilidades contrastaba con el empecinamiento del Pacto de Progreso en una reforma maquillaje de Son Dureta. Una reforma sobre un edificio que tenía que realizarse durante 10 años. Una reforma planificada durante dos lustros que obligaba a los pacientes a compartir grúas, ruidos, cemento y movimiento de tierras mientras se les atendía de enfermedades graves.
La propuesta del nuevo centro se apoyaba en la solicitud de amplios sectores de la sociedad y del sector; incluidas corporaciones profesionales y el sindicato médico de las Balears.
La hemeroteca muestra cómo se posicionaron en contra los partidos de izquierda y el seguidismo de 28 jefes de servicio del hospital público, en una misiva de aparente encargo político-partidista que contrastaba con la presentada por SIMEBAL con cerca de 1000 apoyos.
El edificio de nueva planta, para todos los ciudadanos de balears, representaba un gran salto cualitativo. Aportaba un elemento básico para aumentar la calidad de la asistencia sanitaria prestada por los profesionales.
A la construcción de Son Espases se enfrentó, en guerrilla, toda la izquierda liderada por Antich y Armengol y lo convirtió en eje de su campaña electoral. La voluntad obstruccionista del segundo Pacto de Progreso fue tan intensa que llevó, previo pago, a su paralización. Armengol, como portavoz del PSOE en el Parlament, lo llegó a calificar como una herencia letal.
Su propuesta seguía siendo el maquillaje de Son Dureta. Un proyecto que algunos consideraban inviable, que daba pie a pensar que ponía en riesgo la salud de los pacientes y que, en algunos puntos, elevada el edificio hasta 12 alturas sobre el nivel del suelo. Su apuesta era la reforma de un edificio que, atendiendo a las penúltimas declaraciones de los actuales responsables, está destinado a ser derribado.
Son Espases representaba un impulso de medios dedicados a la asistencia sanitaria sin precedentes. Daba respuesta y abrazaba los retos asistenciales del siglo XXI. Era una mirada de largo alcance que algunos no estaban dispuesto a permitir. De hecho, los intentos de frustrarlo, por parte de la izquierda, fue intenso y mantenido, con todos los medios a su alcance, incluidos los lícitos.
De hecho, Son Espases, una década más tarde ha permitido revolucionar la asistencia sanitaria de toda la comunidad. Ha proporcionado un espacio en condiciones para los investigadores sanitarios de las baleares. Es la sede del IDISBA, institución que concentra las múltiples iniciativas de investigación en salud, antes dispersas y precarias, que sirve de punto de encuentro entre investigadores básicos, asistenciales y permite el desarrollo de los proyectos en colaboración con la Universidad de les Illes Balears y las agencias nacionales como el Instituto de Salud Carlos III.
Una década más tarde se ha convertido en la sede de la Facultad de Medicina, abortada en 2011 por el Conseller de Economía Manera, del segundo Govern Antich, aplicando medidas selectivas de restricción del gasto, impulsada en 2016 por la UIB y aprobada en el Parlamento con la oposición de Podemos con duras intervenciones en contra de su líder Jarabo.
Son Espases, como los grandes proyectos, es una realidad al servicio y beneficio de todos, a pesar de sus claroscuros, la judicialización, la debilidad de las apuestas para la mejora de los accesos con transporte público y los multimillonarios y aparentemente desproporcionados modificados del contrato inicial, todos de la izquierda; el último, muy reciente, con el sello del actual Govern.
Buen finde.