El jurista e historiador Román Piña Homs (Palma, 1937) es doctor en Derecho y fue catedrático en la UIB, además de profesor invitado en diversas universidades americanas. Autor de relevantes estudios e investigaciones sobre el Derecho histórico español, la América hispana y el Reino de Mallorca, está en posesión de la Cruz de Alfonso el Sabio, del Premio Ramón Llull y de la Medalla de Oro de Baleares, entre otros reconocimientos.
¿Qué hacía o dónde estaba usted hace veinte años?
En 2004 aún no me había jubilado, daba clases en la UIB y era el presidente de la Real Academia Mallorquina de Estudios Históricos. Esas eran mis labores fundamentales. En la actualidad, sigo siendo el presidente de dicha entidad, pero ya no doy clases, pues me jubilé en 2007 y pasé a ser profesor emérito.
Como ciudadano y como historiador, ¿cuál es su valoración sobre los políticos actuales?
El nivel del oficio de político ha bajado considerablemente, tanto en España como en otros enclaves. En el caso de nuestro país, el nivel era mucho más alto en la Transición —periodo político que abarca aproximadamente desde 1976 hasta 1982—.
¿Y a qué lo atribuye?
Lo atribuyo a que en la Transición se metieron en política personas que querían prestar un servicio al país desde unas convicciones, no para medrar o para hacer currículum. Además, muchas de esas personas se dedicaban a la política de forma temporal, dejando por un tiempo sus profesiones ya consolidadas.
¿Hoy ya no es de ese modo?
Ahora ya no, porque la partitocracia es un hecho. Antes nos creíamos que la partitocracia era una consecuencia del franquismo, pero luego hemos visto que realmente no era así. De hecho, los hombres que formaban parte del franquismo ya habían vivido la partitocracia, sobre todo durante la Segunda República.
¿La partitocracia está incrustada en la vida pública?
No es que esté incrustada dentro de la vida pública, es que domina la vida pública. Los partidos se ocupan no sólo de controlar los medios de comunicación social, sino también de controlar a las personas. Aquella frase de Alfonso Guerra de "quien se mueve, no sale en la foto" nos hizo reír en su momento, pero ahora ya no nos hace reír; es una frase muy triste, porque es la pura realidad.
"En la Transición se metieron en política personas que querían prestar un servicio al país desde unas convicciones, no para medrar o para hacer currículum"
¿Qué opinión le merece Pedro Sánchez como presidente del Gobierno?
Creo que le contestaré con dos contrapreguntas. La primera es: ¿Qué sería Pedro Sánchez sin la política? Y la segunda es: ¿Quién es Pedro Sánchez como hombre de a pie? Yo prefiero no darle ninguna respuesta a ambas preguntas. Creo que es mejor que cada uno responda a dichas cuestiones, porque todo el mundo sabe quién es Pedro Sánchez.
Entiendo, sí...
Mire, ver que en el contexto de una sociedad llegan a la cima de la vida pública personajes que son intrascendentes, es algo que da pena, mucha pena.
¿Diría que los estudiantes de décadas atrás tenían una mejor formación que los de ahora?
Bueno, dentro del alumnado de hoy hay gente muy lista y muy preparada, pero también hay una masa de mediocridad, porque muchos se creen capacitados para poder hacer cualquier cosa y para ser todo para todo. El problema es que no hay una criba previa y, por tanto, esa masa tiene un nivel muy bajo. Por desgracia, muchos jóvenes no conocen en absoluto determinados conceptos fundamentales ni tampoco a las grandes personalidades del pasado.
¿Podría poner, por favor, algún ejemplo concreto?
Sí, por supuesto. Yo he tenido la experiencia de preguntar quién era Ramón Llull —filósofo y preceptor del rey Jaume II— y me contestaron que era un jugador de tenis. No es una broma. Le pondré otro ejemplo. En otra ocasión, un alumno desconocía el significado de la frase "llorar como una magdalena", que relacionaba con un bizcocho y no con María de Magdala —María Magdalena—, una de las mujeres para mí más importantes de la Historia.
Como sabe, un tema de intenso debate este verano es si hay o no saturación turística en Mallorca...
Es triste que hayamos tenido que esperar hasta ahora para enterarnos de esto. Es muy triste. Hace ya mucho tiempo que el turismo de masas lo ha invadido todo y no nos hemos dado cuenta. Hace tiempo que se construyen grandes apartamentos y enormes hoteles en parajes idílicos y que se destruyen esos paisajes.
"Dentro del alumnado de hoy hay gente muy lista y muy preparada, pero también hay una masa de mediocridad"
¿Por qué ha sucedido esto?
Ha sucedido porque no ha habido un compromiso con lo mejor de Mallorca, que era la tierra. No ha habido un compromiso para salvar la tierra, para salvar nuestros seis millones de almendros. No ha habido ningún compromiso. Y ahora que nos encontramos con que todo eso se ha deshecho, pedimos responsabilidades a los políticos de ahora, que son los que no han tenido la culpa.
¿Cuándo diría que empezó esa falta de compromiso?
Yo diría que empezó ya en los años sesenta del siglo pasado, cuando comenzaron a desfigurarse Camp de Mar, Palmanova, todo el sur de Calvià y muchos otros lugares.
¿La masificación turística es un fenómeno sólo propio de España?
La verdad es que la masificación es hoy un fenómeno europeo e incluso mundial, porque la nueva sociedad necesita pasear continuamente e ir de un lugar a otro sin cesar. Si tú no has salido de Mallorca, eres un desgraciado —ironiza—. Por tanto, cada verano tienes que ir a algún sitio, a donde sea. Este es el modelo de sociedad que tenemos ahora.
Usted ha escrito indistintamente en catalán y en castellano...
He escrito cuatro libros en catalán, que yo diría en mallorquín, que tenían que ser necesariamente en esta lengua, como por ejemplo La lluita per l'Autonomia de les Balears. Si no lo escribía en mallorquín, cabía preguntarse entonces qué credibilidad podía tener este libro.
¿Por qué cree que el tema de la lengua sigue sin estar del todo resuelto en Baleares?
Esto es así porque hoy el tema de la lengua es un tema político, no de cultura. Cuando era un tema de cultura, se podía resolver perfectamente, con la libertad de lengua y la culturización que representa tener dos idiomas. Ahora ya no es así. Como le he dicho hace un momento, hoy es un tema político. Cuando me di cuenta de esto, ya era tarde.
"La masificación es hoy un fenómeno europeo e incluso mundial, porque la nueva sociedad necesita ir de un lugar a otro sin cesar"
¿En qué sentido?
En el sentido de que instituciones como la Obra Cultural Balear, fundada por mi tío Miquel Forteza, van también ahora en esa línea. Yo pertenecí a la Obra Cultural Balear durante veinte años, pero cuando vi que le cambiaban el escudo y los estatutos me dije: "¿Qué vas a hacer ahora Romanet? Esta ya no es tu casa".
Volvamos, si le parece, a la idea de que la lengua es hoy un tema político...
Perfecto, sí. En relación a esta cuestión, un factor muy importante que debemos tener en cuenta es que tenemos la constante voluntad anexionista de los catalanes. Antes yo no creía que fuera así. De hecho, incluso fui amigo de Jordi Pujol, quien me encargó un libro sobre el papel de la Corona de Aragón respecto a la colonización de América.
¿Qué pueblos formaban parte de la Corona de Aragón?
Cuando yo hablo de la Corona de Aragón incluyo en ella a catalanes, mallorquines, aragoneses y valencianos.
¿Y qué pasó con ese libro?
Lo preparé, lo escribí y lo entregué. Lo curioso del caso es que cuando pude demostrar que la Corona de Aragón nunca había estado excluida de América, mi libro ya no tenía sentido para quienes me lo habían encargado. Aun así, me lo publicaron, pero con el título La debatuda exclusió catalano-aragonesa de la conquesta d'Amèrica, que era muy diferente al que yo hubiera querido, pues con ese título quedaba disimulado lo que yo había escrito.
¿Añadiría algo más sobre este punto?
Sí, añadiría que la actitud a la que me he referido en estas últimas respuestas no es de todos los catalanes, pero sí de su clase política. Todo esto te hace pensar que este tema de la lengua del que tanto se habla es, insisto, un tema político. Por nuestra parte, los mallorquines no tuvimos nunca ningún problema mientras este tema estuvo vinculado al mundo de la cultura.
"Nos encontramos en un momento oscuro, aunque con una cosa relativamente buena, que es que de momento no estamos en guerra"
¿Cómo es en la actualidad su día a día?
Mi mayor problema en estos momentos es cómo deshacerme de mi biblioteca —sonríe—. Tengo miles de libros en ella. Entre esos volúmenes hay unos quinientos que derivan de la familia, en concreto, de los Piña, de los Aguiló y también de mi familia política, los Castellarnau de Tarragona. En definitiva, he ido haciendo una gran biblioteca, dedicada fundamentalmente al ensayo y a la historia.
¿Quiénes han sido sus grandes maestros?
Mis dos grandes maestros fueron don José Orlandis y don Jesús Lalinde, que eran dos excelentes historiadores. El primero siempre me decía que la historia humana avanza en espiral. Y al avanzar así, hay momentos en que estás cara a la luz y momentos en que estás en la penumbra. La historia nos muestra cómo en ese avance, en esa purificación, hay cada cierto tiempo momentos oscuros, muy oscuros.
¿Y ahora estamos en un momento de luz o en un momento oscuro?
Yo creo que nos encontramos en un momento oscuro, aunque con una cosa relativamente buena, que es que de momento no estamos en guerra. Es cierto que Europa tiene a sus vecinos en guerra ahora mismo, pero también es verdad que no ha vuelto a entrar en una dinámica fratricida desde 1945.
¿Qué puede suceder a corto plazo?
Creo que puede suceder cualquier cosa. De todas formas, no debemos olvidar la espiral de la que le acabo de hablar hace un instante, en el sentido de que pueden llegar momentos de luz, nacidos de la experiencia de la propia sociedad. La sociedad no es tan tonta como algunos dicen. Quienes sí quieren hacerla así son los políticos. A ellos les va de maravilla la nueva sociedad de la comunicación y les iría aún mejor la "conversión" de la persona humana en un humanoide.
En cualquier caso, ¿cuál sería su apuesta?
En esta cuestión, mi apuesta es positiva. Y, por tanto, el ser humano irá hacia adelante, y con él también la sociedad.
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