Este pasado martes tuve el placer y la suerte, al mismo tiempo, de presentar el ‘Tour del Cáncer’ de la Asociación Española Contra el Cáncer en su parada en Mallorca, con una exposición magistral, apasionante y, a la vez, esperanzadora, del profesor Carlos López Otín, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Oviedo, Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal y autor del libro 'Egoístas, inmortales y viajeras. Las claves del cáncer y de sus nuevos tratamientos', entre un largo y prestigioso currículo.
Y digo que tuve la suerte de estar presente porque López Otín realizó una exposición brillante, que nos cautivó a todos los presentes por su riqueza bibliográfica, científica y humanista, pero, sobre todo, por su carácter pedagógico sobre esta enfermedad, sus orígenes, su evolución, la investigación a su alrededor, las posibilidades de prevención y curación, el futuro…
En su exposición, el profesor López Otín afirmó que el cáncer se nutre de la imperfección, de la entropía, del desorden, del azar, y también de la ignorancia y de la irresponsabilidad con nuestra propia salud. En este último aspecto, en una buena praxis para cuidar nuestra salud, tenemos una incidencia directa cada uno de nosotros, y ahí aparecen hábitos como una dieta equilibrada o el ejercicio físico y elementos externos tóxicos, entre los que el tabaco aparece como el más agresivo.
Y es que el tabaco, la nicotina, el humo de tabaco, y, más recientemente, nuevos productos comercializados por las tabaqueras para atraer a un público cada vez más joven, como los cigarrillos electrónicos y vapeadores, en definitiva, el tabaquismo en general, es el principal factor de riesgo evitable, responsable de un 33 por ciento de los tumores y de un 22 por ciento de las muertes por cáncer.
El consumo de tabaco, primera causa de morbimortalidad evitable, constituye un problema de salud pública de primer orden. De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1,1 billones de personas consumen tabaco y más de 8 millones de personas fallecen en el mundo por el tabaco cada año, más de 60.000 en nuestro país, 165 cada día.
El hábito de fumar sigue siendo el responsable del mayor número de muertes por cáncer en la Unión Europea, y el 85-90 por ciento de los casos de cáncer de pulmón pueden atribuirse directamente al tabaco. Además de afectar al propio fumador, el tabaco afecta también a los que conviven con él (fumadores pasivos), con un aumento del 20 al 30 por ciento en su riesgo de cáncer de pulmón, y hasta 1,2 millones de muertes anuales en el mundo. Se estima que cerca de la mitad de los fumadores fallecerán por causas relacionadas con el tabaco.
Pues bien, con toda esta evidencia científica, la ministra de Sanidad tiene guardada en un cajón la reforma de la actual normativa antitabaco en nuestro país, que debería haberse concretado en la puesta en marcha del Plan Integral de Control y Prevención del Tabaquismo (PIT) 2021-2025 y la actualización de la actual Ley antitabaco, que en su momento situó a España en la vanguardia de la lucha contra el tabaco y la protección del no fumador con una medida que en su día no estuvo exenta de debate social, como la prohibición de fumar en el interior de bares y restaurantes.
Desde asociaciones y organizaciones sanitarias y civiles que tratan de minimizar el consumo de tabaco, como el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, que integra a casi 50 miembros, se sospecha que, tras la decisión evasiva de la ministra Darias sobre el principal problema de salud pública, se esconden intereses personales políticos, que tendrían que ver con una posible candidatura de la todavía ministra a alguna administración canaria, donde hay que recordar que el peso de la industria tabaquera es especialmente importante.
Vamos, que la ministra estaría priorizando su interés personal sobre el interés general sanitario de la población, beneficiando, de paso, a las tabaqueras. Muy grave.
Lejos de proteger la salud y combatir el tabaquismo, el Gobierno parece dispuesto a convertir a nuestro país en el estanco de Europa. Si no, cómo cabe entender que desde el Ministerio de Hacienda se liciten 200 nuevas licencias de estancos, muchos de los cuales se ubicarán cerca de la frontera con Francia, para que los franceses y otros ciudadanos europeos vengan a comprar tabaco a nuestro país a mitad de precio.
PD: Es una lástima que sabios en su materia, como el profesor López Otín y otros, no tengan la visibilidad mediática que sí se las da a otros personajillos que poco o nada aportan a la sociedad.