Muchos de ellos ya llegan gritando al Aeropuerto de Palma, tuve la desgracia de cruzarme con ellos el pasado viernes cuando estaba esperando para embarcar y los alaridos (porque no puede definirse de otro modo el sonido que salía de sus gargantas), llamaron la atención de todo el pasaje que estaba esperando.
Antes de que pudiéramos adivinar que es lo que estaba sucediendo, todos habíamos dejado lo que estábamos haciendo para alzar la vista hacia el pasillo central esperando no se sabe que. Lo primero que oímos fueron gritos y por eso supongo, pude entrever en la cara de algunos, y por unas décimas de segundo, cierta preocupación. Transcurrieron varios segundos más a medida que el griterío se aproximaba y podíamos comprobar que se trataba de un grupo de turistas jóvenes que acaban de llegar al paraíso convencidos de que iban a comerse el mundo.
Los mismos que, seguramente, deben estar a día de hoy borrachos como cubas en alguna zona de la isla Los mismos que, quizás, ocuparán portadas otro día de estos y los mismos que podrían, como el de la foto, acabar sentados dentro de un enorme cubo de basura con la mirada perdida y sin recordar ni como se llama ni de que País procede.
A pesar de este panorama estoy convencida de que la mayoría de nosotros somos conscientes de que estas Islas son el auténtico paraíso, que no necesitamos este modelo de turismo para sobrevivir del mismo modo que no necesitamos más parques de atracciones ni mega construcciones para el ocio artificial, porque sencillamente, esto no es Extremadura. Estas Islas no necesitan aditivos, ni merecen un sólo turista que pueda atentar contra su imagen a nivel nacional o internacional con comportamientos que en sus Países de origen no les tolerarían impunemente.
Quizás en ver de llenarse la boca (políticos y representes del sector), alabando los beneficios de la “desestacionalización” (me aburre esta palabra), deberían, además, aderezar sus discursos “desestacionalistas” con mensajes dirigidos a los potenciales operadores de turismo incívico veraniego informando sobre las medidas adoptadas y en proceso de adopción, para evitar hacer el ridículo en un destino que no tiene necesidad de hacerlo.



