Un bistró que ofrece tapas, especialidades de la cocina francesa y un menú imbatible

Como tengo el trabajo en el mismo barrio, paso muchas veces por delante de Es Rebost de Cort, un pequeño bistró que hace esquina entre la calle dels Llums y la dels Fideus, al lado de la iglesia de Santa Eulália, pero no me había llamado mucho la atención hasta que me fijé en una de sus pizarras. Anunciaba Fondue de queso, y Raclette, entre otras cosas, y entré a preguntar si tenía que reservar o la tenían en carta. Me llamó la atención la atmósfera del local, con miles de fotografías en las paredes y una calidez especial. Pensé que allí había una historia interesante.

En cuanto tuve ocasión reservé la Fondue, y me encantó. Emmental, Gruyére, Appenzeller y algunos secretos de la casa, todo fundido (fondue, de ahí su nombre) en una olla o caquelón, para mojar pan, acompañado de patatas, ensalada y embutido. Buenísima! Me quedé con las ganas de probar más cosas, y hace unos días tuve la ocasión. Mi amigo Freddy Fender y yo teníamos una comida pendiente y, sorpresa! me propuso ir a Es Rebost. Resulta que Eva Delame, que está al frente del restaurante, con su padre Samuel en cocina y su hermano Charlie detrás de la barra, es íntima de su sobrina.

Eva nos sugirió el Steak Tartare como principal, y una Quiche, de verduras o de bacon, como primero. Lo del Steak lo acogí con ganas, lo suelo pedir cuando lo veo en un restaurante, pero lo de la Quiche con expectativa baja, no me entusiasmaba, hasta ese día. Es la mejor Quiche que he comido en mi vida, a bastante distancia de la segunda, seguramente una hecha en casa recién salida del horno hace muchos años. El Tartare no defraudó, sino todo lo contrario, buenísimo, con patatas fritas, como a mí me gusta.

A la hora de pagar me enteré que eran dos de los platos del menú del día. La Quiche y el Steak son fijos, pero siempre hay otros platos muy interesantes. Pedimos un Crêpe a medias, buenísimo. Pagamos 15 euros cada uno. Increíble! Tuve que mirar la pizarra dos veces, no me lo podía creer. Además, en pleno centro histórico de Palma, frente a la iglesia de Santa Eulàlia, en una mesa con las sillas con ese trenzado tan francés o parisino, viendo pasar gente, una delicia.

Pensé que lo tenía que contar, y hace unos días fui a ver a Eva, un poco antes de empezar el servicio. Me contó que en 2004 sus padres cogieron este local, que era un bar, y al principio hacían pambolis, bocadillos, desayunos, pero pronto pusieron algunas especialidades francesas en la pizarra. Se habían conocido en la isla de Guadalupe, él francés (tenía un bar allí) y ella belga (había estudiado Turismo en Palma y se fue de viaje a Guadalupe), los dos habían salido de la zona de confort en su país, a la aventura. Estando Bélgica y Francia tan cerca, habían tenido que irse a miles de kilómetros para conocerse! Después de unos años en Miami, donde nació Eva, decidieron instalarse en Mallorca.

La madre, Bernardette Antoine, falleció demasiado pronto, con media vida por delante. Eva estudiaba Administración y Dirección de Empresas y ayudaba en el restaurante durante los veranos, pero las circunstancias la pusieron al frente del negocio familiar. No descarta volver a sus estudios, pero le encanta lo que está haciendo, compartirlo con su padre y su hermano y (eso lo digo yo) representar y homenajear de alguna manera a su madre, una mujer decidida, valiente, emprendedora, que los clientes asiduos recuerdan, especialmente cuando ven a Eva desenvolverse con naturalidad y profesionalidad entre las mesas.

Ficha: Dirección: Carrer dels Llums, 3
Teléfono: 603451541
Web (Instagram): https://www.instagram.com/esrebostbistro/
Reservas: Por teléfono (603451541)
Tipo de cocina: Tapas, y especialidades francesas
Observaciones: Abierto de Lunes a Sábado, de 12h30 a 23h