El pasado domingo leí en un periódico de papel una entrevista al Alcalde de Palma, el Almirante Hila; tras leer la entrevista llegué a la conclusión de que o bien el Almirante tiene un problema de percepción de la realidad o bien lo tengo yo. Tras un paseo con mi amigo fiel Blacki llegué a la conclusión de que el problema no es mío, en mi barrio a las farolas les falta la parte superior, la de la luz; el desagüe de las pluviales está más alto que el charco con lo cual no desagua; los cables de una torreta están pelados y al aire libre con un grosor cada uno de ellos de unos tres cm. Vamos todo normal. Lo que se llama una Ciudad modelo.
El Almirante Hila o bien tiene una percepción errónea de la realidad o es un gran cínico; a fuera parte (como dice el líder Herrera) de tener una memoria frágil pues no recuerda que lleva seis (como los toros) bravos seis, años gestionando el gobierno municipal. Ya no tiene el comodín de la herencia recibida.
Su gobierno se ha basado en el sectarismo pues solo escucha, u obedece, lo que ordena la subvencionada Federación de asociaciones que preside el señor Forteza, alcalde de facto de Palma y al que no se le conoce graduación marina alguna. Existe en la Ciudad otra federación que el gobierno municipal trata como apestados, a sus dirigentes, y obviamente a los asociados que no son de la cuerda del Alcalde Almirante.
Don José Hila, Alcalde y Almirante, decía el domingo que estaba orgulloso de la Ciudad y que le gustaría seguir. Que Dios nos coja confesados.
A modo de ejemplo les relaciono una serie de cuestiones de las que debería estar avergonzado y por las que, cada una de ellas, darían para dimitir y ya no les digo en su conjunto. La reforma del mercado municipal y barrio del Camp Redó; las Galerías de la Plaza Mayor; la participación ciudadana en los plenos; las ayudas sectarias a la federación de vecinos (creo que alguien como la Fiscalía anticorrupción, la Sindicatura de cuentas, o la oficina anticorrupción deberían echarle un ojo por si acaso, presuntamente todo y con animus iocandi lo digo; los vertidos de aguas fecales o no depuradas al mar (ayer sin ir más lejos); el destino finalista del canon del agua; el problema de la vivienda de las personas más necesitadas; la cada vez más larga cola del hambre; el retraso en la concesión de licencias de obra y actividad, insoportables en el tiempo; el famoso parque del canódromo; el desaguisado de Nuredduna (en google sale quien era, Vuecencia Hila) y para terminar el reconocimiento expreso de su ignorancia en relación a sus colegas los Almirantes Churruca, Gravina, Villeneuve y Nelson. Conocidos fachas todos ellos y represores franquistas.
Después de esta apasionada relación de situaciones creo que el problema de percepción es del Alcalde; no he hecho mención, como Vds. habrán visto a la inseguridad ciudadana, al conflicto de la EMT, al conflicto con la Policía Municipal, eso queda en el cajón igual para otro día.
Si de verdad se siente palmesano nos debería hacer el favor de dimitir y que su amigo el premier Sánchez le de alguna silla y un poco de moqueta. Fuimos una ciudad en la que se vivía de maravilla y su gestión, además de las decisiones tomadas en relación a la pandemia, hacen que Palma sea una Ciudad inhabitable.
Hace muchos años estudié en La Salle, un colegio concertado de Palma, que forma parte de una congregación fundada por un hombre bueno llamado Juan Bautista de la Salle; me reconozco lasallista activo pues sus enseñanzas son enriquecedoras humanamente. Nos explicaban en mi niñez y adolescencia que antes de dormir debía hacer un breve examen de conciencia para examinar nuestros errores u ofensas. Lo sigo haciendo a diario (aunque quizás no les importa esta intimidad) pero invito que solo una noche nuestros líderes políticos con sus decisiones cuantos dramas han provocado y a cuantas familias se han quedado en el camino. Háganlo, les sentará bien.
Por otro lado les cuento mi experiencia de vacunación, obviamente cuando me tocaba; me dirigí a Son Dureta a la hora prevista, no hice cola, fui tratado muy amablemente, me dieron todo tipo de explicaciones que ni siquiera pedía pues estaba convencido de lo que iba a hacer. Solo me queda felicitar a los responsables de la vacunación por lo bien organizado y efectivo que resultaba y, saben, desde entonces pienso que aún hay esperanza. Somos una sociedad que saldrá adelante.