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Un proyecto político ilusionante

Por fin, el PP ha movido ficha. Llevaba desde 2008 sin realizar esfuerzo alguno “para formular un proyecto político consistente” (González Quirós, TO). ¡Ya es tiempo! Las dudas suscitadas, incluso en medios de la derecha, sobre su capacidad ‘política y electoral’ al respecto han sido, no obstante, despejadas del horizonte. Sin embargo, no conviene dejarse llevar de las poco seguras ilusiones. Los antecedentes obligan a poner los pies en la tierra y a centrar la mirada en la orientación de los esfuerzos a fin de ilusionar a España entera.

No creo necesario insistir en lo evidente. Rajoy, al margen de los motivos que le impulsaron a tan grave error político, ha venido a significar, desde el punto de vista electoral, un desastre para el PP. Nadie, y menos los militantes, debiera alojar duda alguna sobre el particular. Se ha de evitar siempre el caer en semejante sectarismo. Es cuestión de prudencia e inteligencia. Pero, no se olvide que aquello de “si alguien se quiere ir al partido liberal o al conservador, que se vaya”, no puede resonar nunca más en el PP. Las consecuencias todavía están ahí: con el tiempo, aparecerían otros partidos y lo que era uno (PP) pasó a ser tres (PP, Vox, Ciudadanos). Electoralmente, un desastre sin paliativos.

Por si lo anterior hubiese sido poco, Rajoy, movido por su “tenaz voluntad de no hacer nada” (Anson), no tuvo en cuenta que había recibido casi 11 millones de votos (186 escaños en noviembre de 2011). Prefirió incumplir el programa electoral, incluso en aspectos trascendentales. Esta es la realidad que recibió Casado: un partido fragmentado en tres y con 5 millones de votos tirados a la basura, que hay que esforzarse en recuperar. Ese fue el nefasto resultado en las elecciones de 2015. La derecha se fue al carajo (cf. Aguirre, Declaraciones en TO). Y, en estas estamos. ¿Habrá reacción?

En este momento, ya debieran haber aprendido la lección, recibida en propias carnes. No son tiempos para ‘sectarismos’, ni para exclusiones, ni para la proliferación de quienes se creen imprescindibles. En el PP, nadie debiera sobrar y, por tanto, ha de estar abierto a todos y saber convivir en armonía. Pues bien, a pesar de las lecciones del pasado, han aparecido ciertas dudas y no sin razón.

La exclusión de Isabel Díaz Ayuso de la ponencia política y de cualquier otra función de peso en dicho cónclave constituye una toma de posición clara contra el liberalismo que ella encarna y también contra la disposición a plantar cara al sanchismo de frente y sin complejos. O sea, lo que piden a gritos la militancia popular y todos los españoles hartos del deterioro democrático causado por el caudillo que nos gobierna” (San Sebastián en ABC y Anson en El Imparcial).

Hago mías las preguntas inquietantes que formula: “¿Es que tienen miedo a la presidenta madrileña? ¿Son celos? ¿O al gallego no le gusta el modelo que la ha llevado a obtener el respaldo abrumador de la ciudadanía en la comunidad autónoma más próspera de España?”. Todo es posible en el PP. Pero, si han buscado la exclusión del liberalismo, que ha triunfado plenamente en Madrid, son muy torpes pues Ayuso no habría de permanecer en silencio.

En efecto, ha hablado y ha puesto los puntos sobre las íes. Estas son algunas de sus sustanciosas perlas:

*El PP ha de ser "casa común del centroderecha y de todos los que aman a España, respetan la Constitución, el Estado de Derecho y las instituciones de todos".

*El PP ha de ofrecer “la versión de una excelente gestión de los servicios públicos, con eficacia, con respeto por el gasto público, pero sobre todo la defensa de una determinada forma de ver la vida en torno a unos valores".

*"Tenemos que reponer, reconstruir el orden constitucional que ha venido minando las políticas socialistas y nacionalistas desde hace décadas. Esta casa común del centroderecha y de los que aman España no puede vivir solo de tener un enemigo común, porque si no podemos caer en el síndrome de los anti. Los liberales, conservadores y democristianos hemos tenido siempre en común ser constructivos, no destructivos".

*Por supuesto, ha apostado por "unir e ilusionar en torno al liberalismo a la española". Pues el pensamiento liberal "no funciona por arrastre sino por convencimiento" y por ello es capaz de cosechar "los más grandes resultados electorales con ideas firmes, atendiendo ‘la realidad, la verdad y el rigor jurídico y científico’ lejos del ‘sectarismo’”.

En mi opinión, el PP debería, por último, visualizar las personas concretas que integrarían el futuro Gobierno, que recorran el país y expliquen la política de su departamento, sin excluir, en modo alguno, las acciones de reversión de las nefastas políticas de Sánchez.

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