La vuelta al cole

Como si de una película de cine de estructura circular se tratase, volvemos a estar en el mismo punto que hace 365 días. Cada año la vuelta a las aulas es noticia por algún motivo. O porque el número de alumnos escolarizados aumenta, o porque el desembolso económico de las familias supone un esfuerzo mayúsculo o porque estamos en pandemia o porque el gobierno invierte no sé cuánto dinero en mejorar colegios o contratar profesores.

Este año, sin embargo, la noticia de la vuelta al cole viene marcada por la entrada en vigor de la nueva ley de educación. Y esto, ¿en qué afecta a los alumnos? Pues que el despliegue curricular cambia y el sistema de evaluación también.

A pesar del esfuerzo realizado por los centros educativos en informar a las familias en qué consiste esta nueva ley educativa, muchas no han entendido nada. Apenas lo entienden los profesores que tienen que aplicarlas… así que imaginen.

Los alumnos ya no van a estudiar conceptos y no se les va a evaluar con notas. El cambio de paradigma es total. Para entenderlo mejor: el sistema educativo ha sufrido un terremoto de 8,9 en la escala Richter. Así, de la noche a la mañana.

El cambio era necesario. Siempre he sido un firme defensor de la modificación estructural del sistema. La escuela tenía que adaptarse a la nueva realidad del S. XXI. Pero quizás no de esta brusca manera a la que nos ha empujado el Ministerio.

Ahora la pelota está en el tejado de todos los docentes. Se me viene a la mente la imagen de la platea de un circo donde aparece un domador inexperto y unas fieras que representarían la ley educativa. Pues ésta es la sensación de muchos docentes. Es la sensación de soledad y desamparo en la que tienes que apañártelas para salir adelante y empezar a aplicar en el aula situaciones de aprendizaje, empezar a evaluar con unas nuevas reglas del juego, etcétera.

Este terremoto que sacude el sistema educativo empezó hace tres cursos con el inicio de la pandemia. Y todavía sigue… Y seguirá hasta que acabe de implantarse esta nueva Ley. A partir de entonces, por favor, estabilidad.