“Que dimita”. No, mejor, “que se vaya de la isla”. No, aún mejor “que pida disculpas públicamente y que se arrodille en la plaza de Cort”. Cada uno que viene exige que Pedro Iriondo haga algo más duro, porque cada uno que llega es más sensible con las palabras desafortunadas del dirigente turístico. El presidente del Fomento, Iriondo, dijo una tontería de la que se ha arrepentido: señaló que los extranjeros no ofrecen un servicio turístico correcto. Pero esto, en plena campaña electoral, es un fantástico enganche para que nuestros políticos demuestren su sensibilidad o su oportunismo. En realidad, esto es parte del circo mediático, donde a nadie le importa el fondo de los temas, la realidad de las cosas. Es un tema de representación. Iriondo dijo algo indudablemente incorrecto y entonces es gratis lanzarse a su cuello. Además representa al turismo, por lo que aquí podemos atacar. Nada de esto impide que muchos de los que colgarían a Iriondo tengan empleadas de hogar sudamericanas o africanas a las que pagan una miseria, que esconden cuando viene gente a cenar a casa, que humillan como lo que en el fondo piensa que son, personas de segunda. Pero, eso es en casa. En los medios, ante Iriondo, todos a por él.
