TOMMY FERRAGUT.- Aún recuerdo en los años 80 cuando una frase se hizo famosa entre las caras conocidas del papel couche, “Rupert te necesito”, fue esta frase que se me vino a la cabeza cuando me di cuenta que ya estábamos en Navidad.
Me encanta la Navidad pero tengo que reconocer que el mes de diciembre y parte de enero uno se estresa más de lo normal. Marco Polo hacia la ruta de la Seda pero en Navidades uno hace la ruta del colesterol, venga a comer y beber como si no fuésemos a llegar al año nuevo, nosotros llegaremos pero nuestra dieta NO.
Luego el momento de la decoración navideña, la hay de bonita, de normal, de clásica… pero alguna es un atentado al buen gusto en toda regla, ya he creado el Club Anti Fans del Espumillón.
Luego viene cuando decides poner las bombillitas de Navidad en el árbol o por la fachada… Vas al cuarto de las ratas, donde al fondo del todo encima de la estantería más alta hay una caja que pone a boli NAVIDAD, en esos momentos que intentas alcanzarla te sientes un Indiana Jones en busca del arca perdida. Cuando consigues tú triunfo, la alcanzas, la abres y te das cuentas que el año pasado cuando las retiraste sin ordenar y que todo está hecho un manojo apelotonado que no puedes desenredar, con lo cual o compras unas de nuevas o no pones.
Y que me dirán del momento “voy hacer las últimas compras de los regalos de Navidad”, esos regalos de la novia/o de tu hermano/a, que cada año trae a un/a churry nuevo y como no le lleves un regalo a este nuevo y efímero miembro de la familia se armará “la marimorena”, pero es el preciso momento que decides ir al centro y más que ir de compras es una auténtica carrera de obstáculos digna de unas olimpiadas.
Primero intenta aparcar, no sé dónde, que después de dar más vueltas que un tiovivo, encuentras un pseudo parking que tienes que entrar el coche en calzador, luego poner el ORA y te diriges en un sprint final a la tienda/centro comercial a buscar algo para el nuevo cuñaoooooo/a, corres como un descosido adentrándote entre la multitud, ya que cuando has ido a poner el ORA no llevabas suficiente suelto y solo has puesto para 48 m y sabes que te van a multar, Porque tú lo sabes.
Luego llegas a la tienda y vuelves a dar más vueltas que un pollo al ast, ya que no sabes que comprar, una vez localizado algo en lo que crees que puede gustarle y/o está bien de precio y piensas si el año que viene, siguen juntos, le compraras algo mejor. Haces cola para pagar y cuando te toca, le dices ¿por favor me lo puede envolver para regalo? Y aquí las contestaciones posibles:
Modelo Ikea: Lo siento pero con tanta cola no puedo hacerlo le pongo el sobre de regalo en la bolsa y lo hace usted en su casa.
Modelo Love Actually: ¿Se acuerdan cuando en esta peli uno de los protagonistas tiene prisa y el popular Mr Bean es el encargado de hacerle mil florituras al paquet?, pues eso. DATE PRISA QUE ME PONEN MULTA DE LA ORA, PARDAL!
Modelo Churro: Cuando hay alguien haciendo paquetes que no sabes si está envolviendo el regalo, se envuelve así mismo o está envolviendo el pescado que has comprado en la pescadería.
Modelo Master Card: Cuando te ofrecen mil y una manera de envolverte el regalo pero siempre pasando por caja antes.
En fin consigues salir de allí y cuando llegas al coche, zasca!!! Te encuentras la multa de la ORA y miras a tu alrededor y no ves el “orero” no sea cosa que le pidas que te quite la multa.
Luego esas el apartado de “obligaciones” que llevan adjuntas la Navidad y que no entiendo. Una es la de tener que vestirse Bien, ¿¿¿¿perdonaaaaaa????? Yo siempre procuro ir bien vestido todo el año, no solo en Navidad. Otra es la que sí o sí en Nochevieja tienes que salir de marcha hasta las mil, luego ir a desayunar y llegar a la comida de año nuevo hecho un fistro pecador que parece que el mar te ha sacado después de un temporal. Pues NO, salgo si quiero además me gusta mucho levantarme temprano el día de Año Nuevo y ver el concierto desde Viena por TVE.
En fin, solo desearles Feliz Navidad, que no se atraganten con los polvorones o con la uvas, que sean felices y coman perdices.
