El aumento de vuelos en el aeropuerto de Palma se ha traducido estos días en largas colas y aglomeraciones de turistas atascados a la hora de pasar el control sanitario. Los viajeros internacionales deben llegar con un formulario cumplimentado que a menudo no tienen y han de rellenar in situ. Desde el inicio del mes, el control de la situación depende de Aena que ha sumado operarios a los hasta ahora dedicados por Sanidad Exterior en estas labores.
El gestor aeroportuario justifica las colas únicamente por la mala práctica tanto de turistas como de los agentes que organizan los vuelos, afirmando que ha aumentado la plantilla del personal de apoyo para realizar estos controles y confiando que el asunto se normalice en el futuro. Sea como fuere, la realidad son las largas colas que se producen en Son Sant Joan, con enfado de los turistas, el coste para la imagen de un destino puntero y el riesgo sanitario que supone, hoy por hoy, cualquier aglomeración.
Se echa en falta algo de autocrítica por parte de Aena ante una situación que era perfectamente previsible. En la actualidad, cada día llegan a Son Sant Joan casi un centenar de vuelos internacionales, un tráfico que se irá incrementando progresivamente en poco tiempo -aunque no se alcanzarán las cifras de años anteriores-. Todos estos viajeros deben acreditar su estado mediante la presentación de un formulario denominado Passenger Location Card (PLC) que han de entregar a la llegada. Si no lo hacen, lo deben cumplimentar en el mismo aeropuerto, lo que se está traduciendo en centenares de turistas parados en los pasillos de Son Sant Joan. Centenares que serán miles a medida que cada día vaya aumentando el número de llegadas.
Son Sant Joan -que ya se estrenó el 1 de julio con una avería en los ascensores exteriores y la consecuente ralentización del tránsito interno de familias cargadas de maletas- debería haber previsto mejor la operativa y pecar, mejor, por exceso que por defecto. Sin confiar en futuros sistemas de digitalización que agilicen la presentación de la documentación sanitaria que, aunque ya se puede descargar en la web oficial o mediante la aplicación, aún pueden tardar en estar implementados de forma fácil.
Una mala actuación -con imágenes de turistas apiñados en pasadizos- puede destruir en pocos días la buena labor conseguida durante semanas por las administraciones y el sector, una tarea que ha llevado a mostrar Mallorca como destino seguro y altamente profesionalizado. Aena debería ayudar en esta función.