Aprender del pasado

El legado político de Mariano Rajoy no es precisamente brillante, y no solo por su magna miopía e inexplicable indolencia en la gestión del polvorín catalán, algo que ha lastrado la evolución política de nuestro país en los últimos tres lustros. 

Aunque la corrupción aflorada durante su mandato -en parte, heredada del segundo curso de Aznar- no tuviera los tintes carpetovetónicos y puteriles que adornan al sanchismo, es exactamente igual de reprobable que esta última.

Si alguien cree que callando acerca de las investigaciones que apuntan a Cristóbal Montoro como eje de una importante trama corrupta se hace algún bien al centroderecha español, es que todavía no ha entendido absolutamente nada de cómo piensa el común de los ciudadanos.

Da exactamente lo mismo que el malandrín sea un cargo conservador, nacionalista o socialista. Si algo deben hacer los partidos políticos es, como mínimo, intentar aprender de su pasado y poner los medios a su alcance para que hechos de esta naturaleza no puedan repetirse. Al menos, no en el entorno inmediato del presidente del Gobierno o de su líder de turno.

Sin embargo, sí existe una diferencia muy notoria entre aquella y esta corrupción. A Rajoy, aquel entramado de financiación ilegal acabó costándole el poder. En cambio, los mismos que le afeaban entonces la degradación de su entorno, y apearon al gallego mediante una moción de censura se han juramentado ahora para proteger a Pedro Sánchez de todo mal, con putas, putos y todo lo que haga falta. 

Lo del PNV, por ejemplo, es la evidencia de esa doble moral que es marca de la casa desde los prolegómenos de nuestra Guerra Civil, cuando el ultraconservadurismo nacionalista no tenía demasiado claro con qué bando alinearse. Luego, esa tradición continuó durante décadas con la tibieza y ambivalencia con relación a los atentados de ETA hasta, como mínimo, los Pactos de Ajuria Enea de 1988. La consideración de los asesinos etarras como jóvenes gudaris descarriados, el paternalista  "esos muchachos" se vendió muy bien entre determinadas capas de la sociedad vasca. Pero jamás podrán los abertzales quitarse de encima la mácula de haber obtenido enormes concesiones pagadas con sangre inocente. No les gusta que se lo recuerden, pero así es.

Lo del nacionalismo catalán es, en cambio, patético. ERC y Junts (y sus precedentes denominaciones), otrora socios en la vía hacia su salvífica independencia de cuento de hadas y hoy apeados del poder se descalifican mutuamente hasta el ridículo con relación a las cesiones que cada uno de ellos le araña a Sánchez. Uno manifiesta haber alcanzado hitos inimaginables en la conquista del autogobierno e, indefectiblemente, el otro acusa a su rival de haber sido nuevamente engañado por el bello Pedro a cambio de fruslerías. Y viceversa. Pero ambos siguen, como un solo hombre, apuntalando la poltrona del madrileño.

La realidad es que, hasta el día de hoy, los partidos políticos no parecen haber aprendido, ni quieren siquiera oír, las enseñanzas de su pasado. Perseverar en el error conduce a la frustración y la melancolía. Hacer siempre lo mismo y esperar otro resultado es propio de mentes cerriles.

 Alberto Núñez Feijóo tiene ante sí una magnífica oportunidad de demostrar lo contrario y de transmitir a la ciudadanía que es posible gobernar desde la honestidad, la moderación y la empatía con todas las sensibilidades de nuestro complejo país.

Pero, sin duda, serán los herederos de Sánchez quienes tendrán en un futuro próximo la más dura reválida cuando, de los despojos de este hediondo PSOE en descomposición, quieran resucitar una formación socialdemócrata con vocación de mayoría social.    

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

2 respuestas

  1. Después de los estragos del sanchismo probablemente La Psoe seguirá los pasos que dieron los partidos socialistas de Francia e Italia, por ejemplo. Eso espero y deseo que así sea y desaparezca del mapa, aunque también aquí podría darse aquello de «Spain is different» a la vista de que, a pesar de la que está cayendo, las encuestas le dan todavía 100 escaños, lo cual indica que hay mucho personal de mollera dura patrullando por ahí.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias